La catedral más antigua de Aragón y la más pequeña de España se encuentra en Roda de Isábena, y cuenta con dos espacios bien diferenciados: la iglesia y su claustro. Fue consagrada en el 819, aunque no fue inaugurada hasta el 956. Esto es porque los obispos aplicaban la bendición al templo una vez terminado el altar mayor, aunque la construcción total del edificio no estuviese completada. En el año 1006, fue destruida por Abd-al Malik, hijo de Almanzor, pero pronto se inició su reconstrucción, en tiempos de Sancho III el Mayor (992-1035). La primera obra se inició en el románico lombardo, típico del norte italiano, aunque en seguida el proyecto se modificó como consecuencia de la expansión de conocimientos artísticos que trajo el camino de Santiago y el románico unido al camino francés. Finalmente, en el año 1149 el obispado de Roda de Isábena se trasladó a Lérida, algo que puso fin a 193 años de existencia de la diócesis, tras los que el templo de San Vicente y San Valero quedó relegado a priorato.