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Life Monument viajó al Vaticano y pone rumbo esta semana a los Estados Unidos en plena polémica sobre el abortoL.M.

La Iglesia por la Vida

Instalan frente al Congreso de EE.UU. una escultura del feto del Niño Jesús

El escultor canadiense Timothy Schmalz visita Roma para la bendición de su obra Life Monument. Esta semana una réplica de dos metros se instalará cerca del Congreso de los Estados Unidos

Timothy Schmalz mueve una vela alrededor de una escultura de la Virgen María embarazada de un minúsculo pero visible niño Jesús en una de las capillas de San Marcello al Corso: «Esta es la representación más joven de Jesús en la Ciudad Eterna, no conozco ninguna otra». Tampoco en el mundo. El escultor canadiense estuvo este fin de semana pasado en Roma para asistir a la bendición de su pieza, Life Monument (Monumento a la Vida), por parte del cardenal Vincenzo Paglia, presidente de la Pontifica Academia para la Vida.

Una semana después, una réplica de dos metros de alto se instalará en las inmediaciones del Congreso de los Estados Unidos. «Hay monumentos de todo tipo, pero faltaba uno por el derecho a la vida», considera el escultor. Sin haberlo previsto, su obra llega justo en el momento en el que el debate sobre el aborto se ha reabierto en el país americano.

«Esta obra parte de una preocupación que tengo. Si nuestra cultura cambia la definición de lo que es un ser humano para que se ajuste a nuestras necesidades es muy peligroso», advierte Schmalz. Según el canadiense «tiene que haber una línea muy clara sobre qué es un humano, en el momento en que la empecemos a mover corremos el peligro de perder el valor de la humanidad».

Una escultura para todos

Timothy Schmalz insiste en que Life Monument «no es una escultura para un solo grupo de gente». «Todo el mundo viene de un vientre, no hay nadie que no», argumenta. Aunque el niño Jesús y la Virgen de su escultura están hechos de bronce, «el vientre está hecho de un espejo de acero que lo refleja todo». Es la fórmula que encontró para sugerir «el misterio, la magia, la espiritualidad y crear un espacio del que venimos todos».

Mientras sigue moviendo la vela alrededor de la superficie reflectante de la escultura, Schmalz explica que dispone de pliegues y grietas para generar diferentes efectos ópticos. «Si te acercas, verás reflejos tuyos en el vientre de la Virgen». Es también un modo de protegerse ante eventuales críticas. «No creo que a nadie pueda no gustarle, es un espejo que te refleja. Si odias las idea que representa una mujer embarazada, entonces mírate en el espejo de casa y haz una reflexión sobre ti mismo».

Iglesia por la vidaL.M.

Timothy Schmalz ha hecho un sinfín de esculturas de contenido religioso por todo el mundo. Entre las más famosas está su Homeless Jesus (Jesús sin Hogar) a la puerta del Hospital del Santo Spirito in Sassia de Roma. O Angels Unawares (Ángeles Desconocidos), una barca llena de migrantes de todas las razas y épocas que ocupa un lugar privilegiado en la Plaza de San Pedro desde 2019 y que emocionó especialmente al Papa Francisco, quien ha hablado sobre ella varios domingos tras el rezo del Ángelus.

«Estas representaciones físicas están sobre las calles de muchas ciudades y son un recordatorio constante de que toda vida humana es sagrada», explica el artista. Sobre Life Monument, añade con modestia: «Esta escultura hace lo mismo, existir». A juicio de Schmalz, «un montón de gente es invisible, pero en cuanto colocamos este hito visible en nuestra cultura, en nuestras iglesias y nuestras calles, el tema cristaliza y se vuelve poderoso. Ese es el poder de nuestro arte». Y parafrasea a Oscar Wilde, quien decía que la gente de Londres no podía ver la niebla hasta que un artista la pintó.

Life MomentL.M.

Combatir el aborto con la belleza

A lo largo de la mañana que comparte con nosotros en Roma, Schmalz repite varias veces que rechaza la hipótesis de «el arte por el arte». Sus obras defienden el derecho a la vida, pero no pretende hacer arte político. Le interesa más expresar su fe y huye de los estereotipos a los que otros pretendan reducirle. «Una de las críticas que a veces he escuchado sobre la gente provida es que está enfadada y enseña el horror para luchar por su causa. Esto cierra una puerta para las mentes y corazones de otra gente», opina.

El canadiense, que cuenta con varias personas proaborto en su propia familia, considera que «hay que usar el amor y la belleza para persuadir». Así, aunque denuncia «el horror implicado en el aborto, no es eficaz usarlo como un arma para luchar». «Si así fuera, ya habríamos logrado algunos cambios y despertado alguna simpatía más llegados a este punto», matiza.