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El obispo de Palencia repasa con El Debate la realidad de su diócesis de la Iglesia españolaD.P.

Las diócesis de España una a una

Obispo de Palencia: «Los fieles han disminuido pero la solidaridad no, aunque seamos pocos y pobres»

Conversamos con Manuel Herrero, obispo de Palencia, en nuestro repaso a las diócesis españolas

Palencia vivió durante uno de los peores tramos de la pandemia su Año Jubilar con motivo del 800 aniversario de la muerte de santo Domingo de Guzmán, fundador de los dominicos.

Esta diócesis pequeña, sufragánea de Burgos, ha mantenido el pulso de las necesidades del hombre contemporáneo en mitad del sufrimiento y la incertidumbre.

En nuestro repaso a los territorios eclesiásticos de España, nos detenemos en Palencia para conversar con su obispo, don Manuel Herrero, quien desmiga algunas de las principales cuestiones que atañen a la Iglesia local y a la Iglesia universal.

–Acaba de cumplir seis años desde que fue público su nombramiento al frente de la diócesis de Palencia. ¿Con qué se queda de este recorrido hasta ahora?

–Con la alegría de haber servido pastoralmente a la buena gente de esta Diócesis de Palencia, «gente noble y de buena masa», como decía Santa Teresa de Jesús.

–Han sido años muy duros de pandemia. Ahora, que parece que poco a poco vamos acostumbrándonos a vivir con la COVID-19, ¿cuáles diría que son las cuestiones que hay que acometer por parte de la Iglesia para que nadie se quede atrás?

–Seguir anunciando la Buena Noticia de Jesucristo y trabajando por el Reino con palabras y obras, desde la cercanía, la clave del encuentro y del diálogo y la defensa de la dignidad de todo ser humano.

Manuel Herrero durante Misa por el séptimo centenario de la catedral de PalenciaD.P.

–¿Cómo se enfrentan desde Palencia al drama del desempleo de larga duración, de las familias monomarentales, que solo han visto acentuada con la crisis económica su situación de vulnerabilidad?

–Palencia es una diócesis y provincia pequeña, cerca de Valladolid, casi sin industria, y predomina el sector servicios, aunque también el sector primario tiene su importancia. Las posibilidades de empleo son escasas; lo que podemos hacer y hacemos es ayudar a través de las Cáritas parroquiales, de Unidades Pastorales y Diocesana, y sensibilizar la sociedad al respecto.

–En un momento de carestía vocacional, al sacerdocio, a la vida consagrada y a la vida conyugal, ¿qué aspecto considera que la Iglesia debe reforzar para hacer atractiva una vida junto al Señor?

–Además de la oración, las acciones pastorales según el Plan de Pastoral Juvenil y Vocacional, el testimonio de los cristianos y su presencia en la sociedad.

–¿Qué debería ver un ciudadano de a pie cuando habla de un obispo en el contexto de secularización actual? ¿Y un católico?

–Un ciudadano que vive en la sociedad y que con su vida y palabra deja vislumbrar la persona de Jesús de Nazaret, la transcendencia, y la presencia del Dios de la Vida, que no es rival del hombre, sino el misterio que envuelve en su amor cuanto existe y en especial el ser humano, el que es origen, guía y meta dl universo, el que nos movemos, existimos y somos y da la vida, el aliento y todas las cosas, el que, en Cristo, revela al hombre al mismo hombre.

Un católico debería ver a un hermano en la fe, «cristiano con vosotros», que decía san Agustín, que tiene la responsabilidad del servicio episcopal, de velar por todos como pastor desde la fe, la esperanza y la caridad. Ser, en definitiva, un «obispo para vosotros».

–Hace unos días, su colega Joseba Segura –responsable del secretariado para el Sostenimiento de la Iglesia– hablaba de la importancia de que las diócesis avancen hacia la autosostenibilidad. ¿Es esto posible en un momento donde mengua la feligresía?

–Pienso que a ello debemos tender y trabajar; por descontado, la Iglesia se sostiene por la acción del Espíritu Santo, la oración, la Palabra, los sacramentos, y la vivencia de la caridad entre nosotros y para con todos. Los fieles han disminuido, es verdad, pero la solidaridad no, aunque seamos pocos y pobres.

Herrero frente a la antiquísima catedral de PalenciaD.P.

–Acaba de presentarse la Memoria de Actividades de la Iglesia en 2020 y el papel de la institución en materia caritativa y asistencial ha tocado a 4 millones de personas. ¿Qué está fallando para que esto no llegue a la sociedad y solamente resuenen los errores de la Iglesia?

–Una responsabilidad grande la tenemos en la Iglesia, que no acertamos en la comunicación y eso que tenemos medios y buenos profesionales, pero también se debe a los grandes medios de comunicación y que tienen determinadas ideologías y que se olvidan de que una función social de los medios es informar con verdad y objetividad.

–¿Cómo está yendo el funcionamiento de la oficina diocesana de atención a las víctimas de abusos en Palencia? ¿Han reportado algún caso en las últimas fechas? ¿Se han puesto en contacto con ustedes desde Cremades & Calvo Sotelo para recabar información?

–En la Diócesis existe la oficina y al frente de la misma están personas cualificadas. Hasta ahora no se ha presentado ninguna denuncia. Nos enteramos de dos casos del pasado, de dos personas fallecidas y que no se podrían defender, por El País. Hemos llamado para que nos ofrezcan los nombres de los denunciantes con el fin de ponernos en contacto con ellos, pero no nos han sido facilitados. Desde el bufete al que aluden no se han dirigido a nosotros.

–¿Qué ecos quedan del Año Jubilar con motivo del 800 aniversario de la muerte de santo Domingo de Guzmán?

–Del año Jubilar de Santo Domingo queda la memoria de que estudió aquí, en la primera Universidad Española; queda la presencia de los P.P. Dominicos en el Convento de San Pablo, en Palencia ciudad, de las Dominicas de vida contemplativa en el Monasterio de Ntra. Sra. De la Piedad, de Palencia, y de las Hermanas Misioneras de Santo Domingo, en Palencia capital.