Alejandro Kovalic, un ucraniano de 27 años, ofreció el Camino a su pueblo, en plena guerra por la invasión rusa; la lusa Mariana Anjós, que estudió en España, celebró la «motivación» que uno encuentra a medida que anda por los senderos que conducen a Santiago; y Rocío Navarro, de 20 y cordobesa, animó a mantener la «actitud de escucha» y a empaparse los unos de los otros.