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Diez consejos para aprender a rezar

«La oración es una invocación que va más allá de nosotros mismos: algo que nace en lo profundo de nuestra persona y se proyecta, porque siente la nostalgia de un encuentro»

El Debate

Actualizada 10:33

«La oración pertenece a todos: a la gente de cualquier religión, y probablemente también a aquellos que no profesan ninguna. La oración nace en el secreto de nosotros mismos, en ese lugar interior que los autores espirituales suelen llamar 'corazón'».

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«Lo que reza, entonces, en nosotros no es algo periférico, no es una facultad secundaria y marginal nuestra, sino que es el misterio más íntimo de nosotros mismos. Este misterio es el que reza. las emociones rezan, pero no se puede decir que la oración es solo emoción».

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«La inteligencia reza, pero rezar no es solo un acto intelectual. El cuerpo reza, pero se puede hablar con Dios, incluso en la más grave discapacidad. Por lo tanto, es todo el hombre el que reza, si su corazón reza...».

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«La oración es un impulso, es una invocación que va más allá de nosotros mismos: algo que nace en lo profundo de nuestra persona y se proyecta, porque siente la nostalgia de un encuentro».

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«Esa nostalgia que es más que una necesidad: es un camino. La oración es la voz del ‘yo’ que se tambalea, que anda a tientas, que busca un ‘Tú’. Es un encuentro humano que va a tientas para encontrar el ‘Tú’ que mi ‘yo’ andaba buscando».

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«La oración del cristiano nace de una revelación: el ‘Tú’ no ha permanecido envuelto en el misterio, sino que ha entrado en relación con nosotros. El cristianismo es la religión que celebra continuamente la manifestación de Dios».

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«La oración del cristiano entra en relación con el Dios de rostro más tierno, que no quiere infundir miedo alguno a los hombres. Si los hombres estaban acostumbrados desde siempre a acercarse a Dios un poco intimidados, un poco asustados por este misterio, fascinante y terrible…».

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«…Si se habían acostumbrado a venerar a Dios con una actitud servil, similar a la de un súbdito que no quiere faltar al respeto a su señor, los cristianos se dirigen en cambio a Él atreviéndose a llamarlo con confianza con el nombre de ‘Padre’. Todavía más, Jesús usa la palabra ‘papa’».

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«Dios es el amigo, el aliado, el esposo. En la oración podemos establecer una relación de confianza con Él. A Dios podemos pedirle todo, explicarle todo, contarle todo. No importa si en nuestra relación con Dios nos sentimos en defecto…».

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«…no somos buenos amigos, no somos hijos agradecidos, no somos cónyuges fieles. Él sigue amándonos. (…) Dios es un aliado fiel: si los hombres dejan de amar, Él sigue amando aunque el amor lo lleve al calvario...».

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«Dios está siempre cerca de la puerta de nuestro corazón y espera que le abramos. Y a veces llama al corazón, pero no es invasivo: espera. La paciencia de Dios con nosotros es la paciencia de un padre, de uno que nos quiere mucho. Siempre cerca de nuestro corazón, llamando con ternura y amor...».

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«Tratemos de rezar de esta manera (…). A entrar en los brazos misericordiosos de Dios, a sentirnos envueltos por ese misterio de felicidad (…). Y a repetirle a Dios, en el asombro de la oración: ¿Es posible que Tú solo conozcas el amor? Este es el núcleo incandescente de toda oración cristiana. El Dios de amor, nuestro Padre que nos espera y nos acompaña».
Papa Francisco, en la Audiencia general. (Palacio Apostólico. 13 de mayo de 2020.)

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