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Cómo estar seguro de que Dios nos escucha y vence al mal

«Se puede también rezar por motivos equivocados. Es fácil escribir en un estandarte 'Dios está con nosotros', muchos están ansiosos por asegurar que Dios está con ellos, pero pocos se preocupan por verificar si ellos están efectivamente con Dios...»

Redacción El Debate
El Debate

Actualizada 04:30

A veces parece que nuestras oraciones no son escuchadas: lo que hemos pedido –para nosotros o para otros– no sucede. Nosotros tenemos esta experiencia, muchas veces. Si además el motivo por el que hemos rezado era noble (como puede ser la intercesión por la salud de un enfermos, o para que cese la guerra), el incumplimiento nos parece escandaloso.

«A veces parece que nuestras oraciones no son escuchadas: lo que hemos pedido –para nosotros o para otros– no sucede. Nosotros tenemos esta experiencia, muchas veces. Si además el motivo por el que hemos rezado era noble (como puede ser la intercesión por la salud de un enfermo, o para que cese la guerra), el incumplimiento nos parece escandaloso...».

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Si Dios es Padre, ¿por qué no nos escucha? El Catecismo nos advierte del riesgo de no vivir una auténtica experiencia de fe, sino de transformar la relación con Dios en algo mágico. La oración no es una varita mágica: es un diálogo con el Señor. De hecho, cuando rezamos podemos caer en la tentación de no ser quienes servimos a Dios, sino preetnder que sea Él quien nos isrva a nosotros.

«...Si Dios es Padre, ¿por qué no nos escucha? El Catecismo nos advierte del riesgo de no vivir una auténtica experiencia de fe, sino de transformar la relación con Dios en algo mágico. La oración no es una varita mágica: es un diálogo con el Señor. De hecho, cuando rezamos podemos caer en la tentación de no ser quienes servimos a Dios, sino pretender que sea Él quien nos sirva a nosotros...».

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Cuando rezamos debemos ser humildes, para que nuestras palabras sean efectivamente oraciones y no un vaniloquio que Dios rechaza. Se puede también rezar por motivos equivocacods: por ejemplo, rechazar al enemigo en guerra, sin preguntarnos qué piensa Dios de esa guerra. Es fácil escribir en un estandarte ‘Dios está con nosotros’, muchos están ansiosos por asegurar que Dios está con ellos, pero pocos se preocupan por verificar si ellos están efectivamente con Dios.

«Cuando rezamos debemos ser humildes, para que nuestras palabras sean efectivamente oraciones y no un vaniloquio que Dios rechaza. Se puede también rezar por motivos equivocados: por ejemplo, rechazar al enemigo en guerra, sin preguntarnos qué piensa Dios de esa guerra. Es fácil escribir en un estandarte ‘Dios está con nosotros’, muchos están ansiosos por asegurar que Dios está con ellos, pero pocos se preocupan por verificar si ellos están efectivamente con Dios...».

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En la oración, es Dios quien nos debe convertir, no somos nosotros los que debemos convertir a Dios. Esta es la humildad. Yo voy a rezar, pero Tú, Señor, convierte mi corazón para que pida lo que es conveniente, para que pida lo que sea mejor para mi salud espiritual. Sin embargo, un escándalo permanece: cuando los hombres rezan con corazón sincero, cuando piden bienes que corresponden al reino de Dios, cuando una madre reza por su hijo enfermo, ¿por qué a veces parece que Dios no escucha? (…)

«En la oración, es Dios quien nos debe convertir, no somos nosotros los que debemos convertir a Dios. Esta es la humildad. Yo voy a rezar, pero Tú, Señor, convierte mi corazón para que pida lo que es conveniente, para que pida lo que sea mejor para mi salud espiritual. Sin embargo, un escándalo permanece: cuando los hombres rezan con corazón sincero, cuando piden bienes que corresponden al reino de Dios, cuando una madre reza por su hijo enfermo, ¿por qué a veces parece que Dios no escucha?».

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Cuántas veces emos pedido una gracia, un milagro, y no ha sucedido nada. Después, con el tiempo, las cosas se han arreglado, pero según el modo de Dios, el modo divino, no según lo que nosotros queríamos en ese momento. EL tiempo de Dios no es nuestro tiempo. También la oración que Jesús dirige al Padre en el Getsemaní parecd eprmanecer sin ser escuchada.(…) Pero el mal nunca es Señor del último día. Dios es señor del último día. Porque ese pertenece solo a Dios. Aprendamos esta paciencia humilde de esperar la gracia del Señor, esperar el último día. Muchas veces, el penúltimo día es muy feo, porque los sufrimientos humanos son feos. Pero el Señor está y en el último día Él resuelve todo.

«¿Cuántas veces hemos pedido una gracia, un milagro, y no ha sucedido nada? Después, con el tiempo, las cosas se han arreglado, pero según el modo de Dios, el modo divino, no según lo que nosotros queríamos en ese momento. El tiempo de Dios no es nuestro tiempo. También la oración que Jesús dirige al Padre en el Getsemaní parece permanecer sin ser escuchada.(…) Pero el mal nunca es Señor del último día. Dios es señor del último día. Porque ese pertenece solo a Dios. Aprendamos esta paciencia humilde de esperar la gracia del Señor, esperar el último día. Muchas veces, el penúltimo día es muy feo, porque los sufrimientos humanos son feos. Pero el Señor está y en el último día Él resuelve todo».

​Papa Francisco. Audiencia General. Patio de san Dámaso. 26 de mayo 2021.

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