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El párroco Uriel Vallejos

El párroco Uriel VallejosParroquia Divina Misericordia

Cristianos perseguidos

Otro sacerdote exiliado: «Adiós, Nicaragua mía»

El sacerdote Uriel Vallejos, párroco en la Divina Misericordia de Nicaragua, se ha exiliado del país, un mes después de que agentes de policía ingresaran a la fuerza en el templo que dirigía para hacerse con los equipos de una radio cerrada por las autoridades y donde fue obligado a permanecer recluido. Así lo ha contado a través de su cuenta de Twitter.

«Adiós, Nicaragua mía», se puede leer en su tuit, en el que ha incluido un escrito en el que pide también no dejar solo al obispo Rolando Álvarez, detenido por las autoridades después de quince días en arresto domiciliario.

Vallejos ha hecho un llamado a la «unidad» y a no negociar con las autoridades, porque «las personas no se negocian, porque no son cosas». Asimismo, ha pedido a los católicos no acomodarse «al silencio, sobrevivencia y negociaciones», porque, insistió, «la libertad y la vida no se deben negociar».

A inicios de agosto, Vallejo y sus colaboradores quedaron encerrados en los terrenos de la parroquia, a 101 kilómetros al norte de Managua, cuando un grupo de policías entró por la fuerza en el templo por la noche para apropiarse de los equipos de una emisora de radio cerrada por el régimen de Ortega.

El Gobierno sandinista, a través del Instituto Nicaragüense de Telecomunicaciones y Correos (Telcor), ha ordenado en el último mes el cierre de nueve emisoras católicas que pertenecían a la diócesis de Matagalpa (norte), que dirige el obispo Álvarez, uno de los más fuertes críticos del presidente Ortega y de lo más queridos por los nicaragüenses.

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