¿Quién es el nuevo Dios al que se adora en los templos vacíos de Nueva York?
Alquilar la antigua sinagoga del Village para una fiesta privada cuesta la friolera de 60.000 dólares al día
La ciudad de Nueva York, como una nueva Roma o una vieja Babilonia, alberga todos los templos dedicados a todos los dioses imaginados por los hombres, también el del mismo Dios revelado en las escrituras judías y cristianas.
La pantagruélica ciudad que todos conocemos por el cine está llena de templos de todos los credos de la tierra, pero muchos de ellos están vacíos y otros han dirigido a otros dioses su devoción; museos, teatros, gimnasios o pizzerías ocupan hoy las naves de las antiguas iglesias llenas del antiguo silencio que desprende el Misterio.
Si Nueva York se llenó de iglesias en el siglo XIX y principios del XX, muchos levantados por las pujantes colonias irlandesa o italiana (profundamente religiosas), en la segunda mitad del siglo XX, la ola de indiferencia en todo el mundo ha vaciado los antiguos espacios sagrados.
Tanto la Iglesia católica como las distintas ramas protestantes, han vendido buena parte de sus inmuebles al mejor postor, ya sea promotor inmobiliario o comprador fetichista y original, con buena cartera.
En el Chapel Bar, una antigua capilla donde el retablo sirve ahora de estante de bebidas alcohólicas, servidas por la ventanilla de lo que una vez fue confesionario es ejemplo claro.
Discoteca y pizzería
Célebre en los años noventa fue la disco en lo que un día había sido la Iglesia de la Sagrada Comunión, conocida como el Edificio Limelight. Habiendo perdido sus feligreses en los años setenta y en medio de un barrio entonces degradado como Chelsea, llegó a alquilarse por un dólar al año.
Fue una noche de 1983 cuando se inauguró la discoteca en presencia de Andy Warhol, y dicen que eran habituales Cindy Lauper, Marilyn Manson y algunos músicos de Guns N Roses, de quien se cree no iban al culto divino, precisamente.
Ni la droga ni el sexo eran tabúes en Limelight, pero el asesinato de un traficante, trajo mala fama a la discoteca, que acabó cerrando. Después, el barrio sufrió el efecto de la gentrificación y el Limelight resucitó como gimnasio y, después, como un exclusivo restaurante chino y pizzería.
Pero la reencarnación más frecuente de estos antiguos templos ha sido como teatros o salas de conciertos, gracias a sus buenas condiciones acústicas y al singular decorado de rosetones, vidrieras o ventanas ojivales del neogótico neoyorkino.
De un dios a otro
Saint Climent´s o el Harlem Parish son algunos de estos templos cristianos convertidos en salas culturales en las que se presenta un libro o un perfume, o se escenifica una función, o se celebra un concierto.
La antigua sinagoga judía de Anshe Chesed, en el sur del Village, es hoy la Fundación Orensanz por la que han pasado Madonna, Marlon Brando, Lady Gaga, Whitney Houston, Robert de Niro, y todas las celebridades de Hollywood; unos para rodar alguna escena o grabar una canción, otros para darse el lujo de una fiesta diferente, ya que alquilar la antigua casa de Yahvé cuesta la friolera de 60.000 dólares el día.
Por eso, entre la indiferencia generalizada por la eterna verdad, y el cambio de intereses en el nuevo Orden del mundo, el hombre ha desahuciado a Dios de sus propios templos y los ha llenado de sí mismo, de su propio yo.