La antidemocrática reforma electoral de AMLO y la «polémica de los belenes»
La intención de López Obrador con esta propuesta es polarizar la opinión pública ante las próximas elecciones federales de 2024
En México se ha suscitado una deriva antidemocrática impulsada por el presidente Andrés Manuel López Obrador, a través de su partido, el oficialista Movimiento de Renovación Nacional (MORENA).
AMLO llegó a la presidencia tras haber perdido dos elecciones presidenciales (2006 y 2012). En ambas elecciones encabezó una «coalición de izquierdas». En 2006 y 2012, abanderado por el PRD y en 2018, por su propio partido, el Movimiento de Renovación Nacional (MORENA), cesión del PRD. López Obrador fue militante del PRI hasta el presunto fraude de 1988, del que nació el PRD.
Ideales revolucionarios
Durante los años 90 se vivió una «transición democrática», a través del triunfo en algunas elecciones de partidos distintos del PRI, sobre todo del PAN. En 1997, por primera vez en la historia del México postrevolucionario, el PRI perdió la mayoría absoluta en las cámaras, que se repartieron en tres tercios proporcionales (PRI, PAN, PRD). Sin embargo, no se conformó un bloque opositor. En 1997, por primera vez, el PRI perdió el gobierno de la Ciudad de México (en ese entonces Distrito Federal), en cuyas elecciones de alcalde resultó ganador Cuauhtémoc Cárdenas, por el PRD.
En el 2000, por primera vez en 70 años, un partido distinto al PRI (Partido de la Revolución Institucional) ganó la presidencia de la República y la mayoría en las cámaras. Tal partido fue el Partido Acción Nacional, cuyo candidato fue Vicente Fox. En el 2000, López Obrador ganó la alcaldía de la Ciudad de México, abanderado por el PRD, lo que lo catapultó a ser un personaje habitual en la política mexicana y también el «sucesor» de Cuauhtémoc Cárdenas como «líder de la izquierda mexicana». Una izquierda que manifestaba ad intra los ideales de la Revolución Mexicana reflejados en la Constitución de 1917.
El Gobierno de Peña Nieto (2012-2018) estuvo lleno de polémicas y de escándalos, lo que aumentó la popularidad de López Obrador. Tras las elecciones de 2012, López Obrador renunció al PRD e impulsó su persona a través del movimiento que había fundado ad intra al PRD (MORENA). Tras la renuncia de López Obrador al PRD, gran parte del PRD renunció también y se sumaron a MORENA, al que constituyeron como partido político. Desde 2012, López Obrador y MORENA encabezaron un proyecto político con miras a la elección de 2018.
En las elecciones de 2018, tras las derrotas de 2006 y de 2012, López Obrador triunfó en las elecciones federales, con un fuerte apoyo popular. MORENA logró también la mayoría absoluta en las cámaras y en las elecciones locales.
La antidemocracia de AMLO
Al tener mayoría en las cámaras, López Obrador ha impulsado reformas constitucionales. La más polémica, sin duda, ha sido la reforma electoral, que busca hacer desaparecer al INE y al Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación. La propuesta de reforma electoral impulsada desde la Secretaria de Gobernación y apoyada por el partido oficialista (MORENA) y sus aliados, señala diez puntos que buscan un nuevo orden del sistema electoral, la elección directa de los consejeros del INE y del TEPJF, la desaparición de las instituciones y organismos electorales locales, la reducción de diputados y senadores plurinominales y suprimir el principio de mayoría relativa (que otorga diputados y senadores plurinominales desde la suma total de los votos a un partido político, cuyos representantes son designados directamente por los partidos políticos) y sustituirlo por un principio de mayoría relativa (que otorgaría plurinominales a partir del número de votos recibidos en la elección.
La inconformidad con la iniciativa de López Obrador se agudizó cuando declaró que todos aquellos que defendieran al INE lo hacían por «conservadores, clasistas y racistas». En protesta a la iniciativa de ley presentada por MORENA en materia electoral y a las declaraciones del presidente, el pasado domingo 13 de noviembre, se organizaron manifestaciones masivas, en defensa del INE en todo el país. El pasado lunes 14 de noviembre, en respuesta a las manifestaciones masivas, López Obrador declaró que fue «Fue una especie de striptease político del conservadurismo en México».
La polémica de los belenes
El 9 de noviembre, los ministros Juan Alcántara Carrancá y Antonio Ortíz Mena de la Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia pusieron en lista de sesión la discusión de los amparos en revisión 214 y 216/2022, En concreto, el ministro Alcántara propone declarar procedente y fundada la demanda.
Ambas revisiones responden a amparos presentados en contra de los ayuntamientos de Mérida y Chocholá que fueron asignados al Juzgado Cuarto de Distrito en el estado de Yucatán.
Desde 2020, desde Kanan Derechos Humanos A. C. emprendió tres litigios contra los ayuntamientos de Mérida, Chocholá y Mocochá, en el estado de Yucatán, puesto que decidieron colocar con recursos del erario belenes en espacios públicos.
El argumento principal señala que los ayuntamientos son laicos, lo que implica una neutralidad, sin venerar símbolos, prácticas o cultos de alguna religión en particular. La laicidad comprende que en México existe una pluralidad de religiones, y de no creyentes, que son libres de expresarse y realizar los cultos o símbolos.
Tras la admisión de las demandas, los ayuntamientos de Mérida y Chocholá argumentaron que sí colocaron los símbolos católicos, pero que ya los había retirado por lo que el acto había «cesado», mientras que el Ayuntamiento de Mocochá nunca respondió la demanda de amparo.
Polarizar a la sociedad
En ese sentido, el Juzgado Cuarto de Distrito sobreseyó porque el acto había «cesado» cuando retiraron los símbolos religiosos; por su parte, el Juez Segundo de Distrito igualmente sobreseyó, pero por un formalismo relativo a la residencia del quejoso.
En respuesta, se interpusieron recursos de revisión en contra de las tres sentencias, mismos que la Suprema Corte de Justicia decidió atraer porque revestían especial interés, relevancia y trascendencia, puesto que se trata de casos inéditos para el país en cuanto al alcance del Estado laico y las libertades religiosas. Sin embargo, ese mismo 9 de noviembre, la Suprema Corte pospuso el debate.
López Obrador sabe que no va a proceder la aprobación de su reforma electoral, pues necesita mayoría calificada para lograr una reforma constitucional. Para ello necesita el apoyo de más partidos políticos. Parece que la intención de López Obrador con esta propuesta es polarizar la opinión pública ante las próximas elecciones federales de 2024. La defensa del INE parecer ser un pretexto más de división popular, aquellos que defienden al INE son enemigos del régimen. Para López Obrador, todos los enemigos de su régimen son «conservadores, clasistas y racistas».
Ante las elecciones federales de 2024, MORENA cuenta con dos presidenciables, por una parte, Marcelo Ebrard, que es el actual Secretario de Relaciones Exteriores, exalcalde de la Ciudad de México y antiguo militante priísta; y por otra, Claudia Sheinbaum, favorita del presidente, que actualmente es la alcalde de la Ciudad de México. Mucha gente que no simpatiza con López Obrador, sin embargo, votaría por Ebrard. Ebrard no se ha manifestado a favor del INE, pero es sabido que busca una alternativa no confrontativa, aunque ello implique ir en otra formula electoral ajena a MORENA, contra el oficialismo que representaría Claudia Sheinbaum, quien sería la primera mujer presidente en la historia de México.
Más allá de Ebrard y Sheinbaum, ambos del oficialismo, no parece que existan proyectos políticos consistentes ante las elecciones de 2024, por lo que la única alternativa de oposición a López Obrador parece ser el actual secretario de Relaciones Exteriores.
La polémica de los belenes, que no procedió, también parece ser una provocación más en el clima de polarización social que actualmente vive México, en este caso, contra el pueblo católico (mayoría demográfica en México). López Obrador ha evitado la confrontación directa con la Iglesia Católica, aunque ha acusado que algunos de sus ministros son infieles a las propias convicciones eclesiales. Inclusive, López Obrador ha declarado que «acusará con el Papa Francisco a los 'aspirantes a fifís' de la Iglesia Católica».
«Fifí» es un término utilizado durante la Revolución Mexicana para nombrar despectivamente a los «afrancesados». Que eran los mexicanos de clase alta y media que apoyaban el régimen de Porfirio Díaz, un francófilo que buscaba «afrancesar» México. Este término ha sido recuperado por López Obrador para nombrar a todo aquel que se oponga a su régimen, a los que considera enemigos del pueblo, conservadores, clasistas y racistas.