Muere Benedicto XVI, el Papa que no quiso serlo
El mundo dice adiós a un Papa elegido con 78 años, momento en el que tenía todo listo para retirarse
Joseph Ratzinger nació en una localidad pequeña de Baviera. Desde sus primeros años como sacerdote, Ratzinger se encargó de formar a los seminaristas, así como a seguir a un grupo de jóvenes en Múnich.
Entre 1952 y 1977 se dedicó con entusiasmo a la vida universitaria, lo que le llevará a participar en el Concilio Vaticano II. Durante ese periodo romano trabajará como consultor del cardenal de Colonia, Joseph Frings, y después como perito conciliar.
Cuando en 1977 fallece el obispo de Múnich, el nuncio en Alemania apuesta por él para sucederle. Esto rompe con sus hábitos de estudio, pero entiende que su vocación es lo que Dios le pide en cada momento.
Un año después, en 1978, participará en dos cónclaves de la Iglesia. Los que supusieron la elección de Juan Pablo I y Juan Pablo II. Y de ahí a colaborar estrechamente con este último.
Durante los últimos años le presenta varias veces la dimisión. Su sueño es dedicarse al estudio de códices de la Biblioteca Vaticana y publicar un libro sobre Jesús de Nazaret. Aunque una vez más, el fiel teólogo de Baviera sometió su voluntad a aquella de quien era el representante de Cristo en la tierra.
Su elección como Papa le llega a los 78 años, cuando tiene todo listo para retirarse. Deja bien claro que ni le interesaba ni soñaba con ser obispo de Roma durante las jornadas previas al Cónclave, pero también al día siguiente de su elección.
Benedicto XVI fue consciente de sus limitaciones físicas, que le llevan a dimitir pocos años después. Pero antes de hacerlo deja un libro sobre Jesús de Nazaret, una obra que alcanza números de venta extraordinarios en todo el mundo.
Está considerado uno de los más grandes teólogos de nuestro tiempo, con una lucidez y claridad que han afianzado a muchos en su fe.