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El Decano del Colegio Cardenalicio, Angelo Sodano, entregó al papa Benedicto XVI el Anillo del Pescador, que junto con el Palio (estola), simboliza el ministerio pontificioEFE

Tres golpes con un martillo de plata, el anillo del pescador y otros ritos que siguen a la muerte de un Papa

Aunque el caso de Benedicto XVI es algo inusual, ya que es el segundo Papa de la historia que renuncia a su cargo en vida, también se han cumplido las ceremonias pertinentes

Tres pequeños golpes con un martillo de plata en la frente del Papa fallecido diciendo, cada una de las veces, su nombre: así se certificaba la muerte de un Pontífice. Aunque hoy en día se ha convertido en una tradición más que en una certificación oficial, el rito del martillo de plata se sigue llevando a cabo. Aunque no hay confirmación, presumiblemente el rito se habrá llevado a cabo también con Benedicto XVI, aunque fuera Papa emérito.

Es el camarlengo quien se encarga de realizar la ceremonia: tres leves golpes con un martillo de plata en la frente mientras le llama por su nombre de pila. Y luego una frase que desencadenará toda una serie de acontecimientos como el cónclave para la elección de un nuevo Papa: «Vere Papa mortuus est » (en latín: 'Verdaderamente, el Papa está muerto'). En el caso de Benedicto XVI no se llevará a cabo ningún cónclave en la capilla sixtina dado que el Papa Francisco ocupa el lugar de Pontífice y obispo de Roma.

El camarlengo golpea con un martillo de plata al fallecido Pio XI

Se trata del segundo Papa que renuncia a su cargo, el anterior fue San Celestino V, que ocupó la sede de San Pedro en 1294.

El anillo del pescador

Otra de las ceremonias que se llevan a cabo nada más fallecer un Papa, tiene que ver con el anillo del pescador. Para evitar que alguien pudiera falsificar el sello, se destruía inmediatamente después de confirmar su muerte. Pero en el caso de Benedicto XVI, su anillo papal fue destruido en 2013, cuando anuncio su renuncia. La destrucción del anillo del pescador significa que su pontificado ha terminado.

El rito de destrucción del anillo consta de varios momentos: todos los presentes inspeccionan el sello papal para certificar que es el auténtico, el camarlengo le araña una cruz y se rompe sobre un bloque de plomo en una mesa de mármol golpeándolo con un mazo. Los pedazos se guardan en una bolsa de terciopelo que se entierra en una caja de plomo junto al Papa fallecido.

En este caso, el anillo fue destruido en 2013 y habrá permanecido guardado hasta este momento para ser enterrado con el Papa emérito.

Por último, se viste el cadáver con los paramentos pontificios: la mitra blanca en la cabeza, la casulla de color rojo –el color de luto para los Papas– y la estola de lana blanca con cruces negras, símbolo de dignidad.