Evangelio del díacomentado por Clara González
Evangelio del día: «Hijo, tus pecados te son perdonados»
Hoy, viernes 13 de enero, nos acercamos al Evangelio de san Marcos, comentado por Clara González
Marcos 2, 1-12
Cuando a los pocos días entró Jesús en Cafarnaún, se supo que estaba en casa.
Acudieron tantos que no quedaba sitio ni a la puerta. Y les proponía la palabra.
Y vinieron trayéndole un paralítico llevado entre cuatro y, como no podían presentárselo por el gentío, levantaron la techumbre encima de donde él estaba, abrieron un boquete y descolgaron la camilla donde yacía el paralítico. Viendo Jesús la fe que tenían, le dice al paralítico:
—Hijo, tus pecados te son perdonados.
Unos escribas, que estaban allí sentados, pensaban para sus adentros: «¿Por qué habla éste así? Blasfema. ¿Quién puede perdonar pecados, sino sólo uno, Dios?».
Jesús se dio cuenta enseguida de lo que pensaban y les dijo:
—¿Por qué pensáis eso? ¿Qué es más fácil, decir al paralítico: «Tus pecados te son perdonados» o decir: «Levántate, coge la camilla y echa a andar»?
Pues, para que veáis que el Hijo del hombre tiene autoridad en la tierra para perdonar pecados –dice al paralítico–:
—Te digo: levántate, coge tu camilla y vete a tu casa.
Se levantó, cogió inmediatamente la camilla y salió a la vista de todos. Se quedaron atónitos y daban gloria a Dios, diciendo:
—Nunca hemos visto una cosa igual.
Acudieron tantos que no quedaba sitio ni a la puerta. Y les proponía la palabra.
Y vinieron trayéndole un paralítico llevado entre cuatro y, como no podían presentárselo por el gentío, levantaron la techumbre encima de donde él estaba, abrieron un boquete y descolgaron la camilla donde yacía el paralítico. Viendo Jesús la fe que tenían, le dice al paralítico:
—Hijo, tus pecados te son perdonados.
Unos escribas, que estaban allí sentados, pensaban para sus adentros: «¿Por qué habla éste así? Blasfema. ¿Quién puede perdonar pecados, sino sólo uno, Dios?».
Jesús se dio cuenta enseguida de lo que pensaban y les dijo:
—¿Por qué pensáis eso? ¿Qué es más fácil, decir al paralítico: «Tus pecados te son perdonados» o decir: «Levántate, coge la camilla y echa a andar»?
Pues, para que veáis que el Hijo del hombre tiene autoridad en la tierra para perdonar pecados –dice al paralítico–:
—Te digo: levántate, coge tu camilla y vete a tu casa.
Se levantó, cogió inmediatamente la camilla y salió a la vista de todos. Se quedaron atónitos y daban gloria a Dios, diciendo:
—Nunca hemos visto una cosa igual.