Fundado en 1910
Ein Hinya

Ein Hinya

Aquí bautizó el apóstol Felipe al eunuco etíope que leía a Isaías

San Felipe fue, en ese momento, testigo y protagonista de la recién nacida tradición de la iglesia y de su metodología para anunciar la resurrección de Cristo, haciendo ver al eunuco la luz que le faltaba a su conocimiento

Los Hechos de los Apóstoles (8, 26-40) cuentan que san Felipe, impulsado por el Espíritu Santo, se dirigía hacia Gaza cuando se encontró con un funcionario de la reina de Etiopía que iba leyendo al profeta Isaías, pero sin comprender el sentido profético del texto.

Felipe le preguntó: «¿Comprendes lo que estás leyendo?». Y el eunuco dijo: «¿Cómo lo puedo entender, si nadie me lo explica?».

Hechos 8,26-40

Un ángel del Señor le habló a Felipe: «Prepárate para ir al sur por el camino que baja de Jerusalén a Gaza, el camino que cruza el desierto». Entonces Felipe fue y encontró a un eunuco etíope, funcionario de la Candace, o sea la reina de Etiopía. Él estaba a cargo de todos los tesoros de ella y había viajado a Jerusalén para adorar a Dios. Ahora regresaba a casa, sentado en su carruaje y leyendo el libro del profeta Isaías. El Espíritu le dijo a Felipe: «Ve y acércate a ese carruaje». Felipe corrió hacia el carruaje y escuchó al funcionario leyendo el libro del profeta Isaías. Entonces Felipe le dijo: —¿Entiendes lo que lees? El funcionario le dijo: —¿Cómo voy a entenderlo sin tener quien me lo explique? Entonces el funcionario invitó a Felipe para que subiera y se sentara con él. La parte de la Escritura que estaba leyendo era esta: «Fue llevado como oveja al matadero; como un cordero que no se queja cuando le cortan la lana, no dijo nada. Fue humillado y le quitaron todos sus derechos. Su vida en la tierra terminó; no habrá ningún relato acerca de sus descendientes». El funcionario le preguntó a Felipe: —Por favor dime, ¿de quién está hablando el profeta? ¿Está hablando de él mismo o de otra persona? Entonces Felipe comenzó a hablar. Empezó desde esta misma Escritura y le contó la buena noticia acerca de Jesús. Mientras viajaban por el camino, llegaron a un lugar donde había agua, y el funcionario dijo: —Mira, aquí hay agua; ¿qué me impide ser bautizado? Entonces el funcionario ordenó que detuvieran el carruaje, y ambos, Felipe y el funcionario, entraron al agua y Felipe lo bautizó. Cuando salieron del agua, el Espíritu del Señor se llevó a Felipe. El funcionario ya no lo volvió a ver y siguió muy feliz su camino. Felipe apareció en la ciudad de Azoto, y anunció la buena noticia de salvación por todos los pueblos por donde pasaba en su viaje, hasta que llegó a Cesarea.

Felipe fue, en ese momento, testigo y protagonista de la recién nacida tradición de la iglesia y de su metodología para anunciar la resurrección de Cristo, haciendo ver al eunuco la luz que le faltaba a su conocimiento. El eunuco creyó y, al pasar por un lugar donde había agua, pidió ser bautizado.

Antigüedades de Israel.

«Los estudiosos intentaron durante generaciones identificar ese lugar, que se convirtió en motivo habitual en el arte cristiano», explica el arqueólogo Yuval Baruch. Y el lugar podría tratarse de Ein Hanniya, en el Valle de Refaím, muy cercano a Jerusalén.

El hallazgo

Entre 2012 y 2016 la Autoridad de Antigüedades de Israel descubrió un conjunto de piscinas de la época bizantina, (entre los siglos IV y VI d.C).

Una de ellas destacaba por «grande e impresionante», según Irina Zilberbod, la directora de la excavación, que además, señalaba los detalles de la excepcionalidad de dicha piscina: «Fue construida en el centro de un espacioso complejo a los pies de una iglesia que hubo allí en tiempo. Alrededor de la piscina se construyó un techo sujetado por columnas, a través de las cuales se accedía al área residencial».

Zilberbod cree que «es difícil saber para qué se utilizaba el estanque, si para riego, para bañarse, como decoración o para ceremonias bautismales». El agua drenaba a través de una red de canales hacia un estructura extraordinaria, la primera de esta clase conocida en Israel, una fuente denominada ninfeo.

Ein Hanniya es un entorno privilegiado para los hallazgos arqueológicos, lo cual sugiere que fue propiedad de los reyes en tiempos del Primer Templo, antes de la barbarie babilónica de 586 a.C.