La Iglesia de Pakistán anuncia una jornada de oración tras la quema de templos
«Rezaremos por la paz y por la armonía interreligiosa, para decir 'no' a cualquier forma de violencia y odio, que siempre son injustificados, un veneno para la sociedad», ha declarado Sebasian Shaw, arzobispo de Laore, capital de la provincia de Punjab, escenario de los hechos
La Iglesia católica de Pakistán dedicará el próximo domingo 20 de agosto a una Jornada especial de oración en todas las comunidades católicas del país, tras los disturbios y la quema de templos, a raíz de una denuncia de blasfemia contra el Corán.
Según informa Agencia Fides, así lo ha anunciado la Conferencia Episcopal de Pakistán, que confía el episodio de violencia contra iglesias y comunidades cristianas a las manos del Señor.
«Rezaremos por la paz y por la armonía interreligiosa, para decir 'no' a cualquier forma de violencia y odio, que siempre son injustificados, un veneno para la sociedad. Invocamos a Dios, dador de todo bien, y pedimos a todos los hombres de buena voluntad, cristianos y musulmanes, que estén a nuestro lado unidos por un Pakistán pacífico, libre de odio, donde se respeten los derechos y libertades de todos los ciudadanos, independientemente de su credo», declaró Sebasian Shaw, arzobispo de Laore, capital de la provincia de Punjab, escenario de los hechos.
Muchas familias que huyeron fueron acogidas y ayudadas por otras familias musulmanas de la zona
Acusación infundada
La chispa de la violencia fue la supuesta acusación de blasfemia, completamente infundada, contra Saleem Masih, un cristiano analfabeto que trabaja en el saneamiento de las calles y que fue acusado de haber ofendido el Corán. Según algunos musulmanes de la zona, se encontraron algunas páginas del libro sagrado con escritos blasfemos y la acusación recayó sobre Masih. Tras el llamamiento de un líder religioso islámico local, una multitud desató una ola de violencia masiva cuyo objetivo principal fueron las iglesias y los hogares de los cristianos en la zona de Jaranwala.
El balance del ataque es de cuatro iglesias, una de ellas católica, y tres capillas arrasadas, un cementerio profanado y numerosas casas de ciudadanos cristianos destruidas o destrozadas. No hay víctimas mortales, pero sí tres heridos graves. El padre Khalis Mukhtar, párroco de la iglesia católica de San Pablo, reducida a escombros, dijo que a las 5.30 de la mañana una multitud irrumpió en la iglesia, golpeó a un catequista y «comenzó a destruir y quemar el barrio de las familias cristianas que fueron amenazadas y obligadas a huir».
Por otro lado, hay que decir que muchas familias que huyeron fueron acogidas y ayudadas por otras familias musulmanas de la zona, que también estaban impactadas por la repentina e injustificada ola de violencia. Al día siguiente de los hechos, muchos policías y agentes se desplegaron en la zona para restablecer la seguridad. Las instituciones políticas han asegurado que abrirán una investigación para depurar responsabilidades e identificar a los instigadores y perpetradores de la agresión contra los cristianos. El presidente de la Conferencia Episcopal de Pakistán, el Arzobispo de Islamabad-Rawalpindi, monseñor Joseph Arsad, expresó la esperanza de que «se restablezca la primacía de la ley y la justicia y se construya una sociedad mejor», mientras que el obispo anglicano Azad Marshall pidió al gobierno que «garantice la justicia y la seguridad para todos».
La blasfemia como excusa
Akmal Bhatti, líder católico de 'Minorities Alliance Pakistan' ha lamentado que «una vez más las acusaciones de blasfemia sean la excusa para justificar ataques en masa contra personas inocentes y lugares de culto cristianos».
Al igual que numerosos representantes religiosos y civiles, cristianos y musulmanes, la Comisión Justicia y Paz (NCJP) de la Conferencia Episcopal de Pakistán, también condenó el incidente expresando «preocupación por este grave ataque contra los cristianos» y evocando «las acusaciones falsas pasadas de blasfemia» que produjeron incidentes similares. En nombre de toda la Iglesia católica en Pakistán, la Comisión expresa su solidaridad con las familias cristianas afectadas, les anima a «permanecer unidas en la oración» y se declara optimista sobre la reacción del gobierno ante la reconstrucción de las iglesias y las casas destruidas. «El incidente de Jaranwala–continúa la comisión– nos recuerda la urgencia de promover la armonía, la unidad y el entendimiento entre las comunidades religiosas».