El Papa se dirige a la reducida comunidad de fieles en Mongolia: «no tengan miedo de los números reducidos»

El Papa Francisco está desarrollando una intensa actividad este fin de semana con motivo de su viaje a Mongolia, un país en el que sólo se cuentan 1.400 fieles que forman una de las comunidades católicas más pequeñas del mundo. Esto es así porque la Iglesia mongola prácticamente nació en 1992, tras la caída del comunismo, y, de hecho, hace 20 años contaba con 300 bautizados y ahora representa el 0,04 % del país.

Este sábado el Pontífice se ha entrevistado en la capital, Ulan Bator, con el presidente del país, Ukhnaagiin Khürelsükh, y con otras autoridades, y ha pronunciado un discurso en el palacio de Gobierno en el que ha puesto el acento en el diálogo interreligioso. El Papa Francisco destacó el papel de la pacífica Mongolia con «una amplia red de relaciones diplomáticas, su activa adhesión a las Naciones Unidas, su compromiso por los derechos humanos y por la paz, desempeña un papel significativo en el corazón del gran continente asiático y en el escenario internacional».

Tras su visita al palacio del Gobierno mongol en Ulan Bator, Francisco se dirigió a la Catedral de San Pedro y San Pablo, donde se había organizado un encuentro el clero católico. El Papa quiso poner en valor a los católicos que residen en el país a pesar de constituir una comunidad pequeña: «Hermanos, hermanas, no tengan miedo de los números reducidos, de los éxitos que no llegan, de la relevancia que no aparece. No es este el camino de Dios».

Está previsto que este Domingo, el Sumo Pontífice participe en un encuentro ecuménico e interreligioso en un teatro de la capital y, también, va a celebrar una misa en el estadio Steppe Arena de Ulan Bator para unos 1.200 católicos, casi la totalidad de los que viven en el país