Diez frases del 'Laudate Deum', el último escrito del Papa Francisco
El Santo Padre reflexiona sobre la degradación medioambiental y aprovecha para incidir en el modo en que tratamos a aquellos que con menos recursos
La Oficina de Prensa del Vaticano ha publicado Laudate Deum, la nueva exhortación apostólica del Papa Francisco. Aparece ocho años después de su encíclica Laudato si.
A lo largo de quince páginas divididas en seis secciones, el texto del Santo Padre aborda el problema de la crisis climática, pero no es lo único en lo que ahonda.
- La pandemia ha confirmado que lo que ocurre en cualquier lugar del mundo tiene repercusiones en todo el planeta.
- Las capacidades ampliadas por la tecnología dan a quienes tienen el conocimiento, y sobre todo el poder económico para utilizarlo, un dominio impresionante sobre el conjunto de la humanidad y del mundo entero.
- No todo aumento de poder es un progreso para la humanidad. Basta pensar en las tecnologías «admirables» que fueron utilizadas para diezmar poblaciones, lanzar bombas atómicas, aniquilar etnias.
- Hemos hecho impresionantes y asombrosos progresos tecnológicos, y no advertimos que al mismo tiempo nos convertimos en seres altamente peligrosos, capaces de poner en riesgo la vida de muchos seres y nuestra propia supervivencia.
- La decadencia ética del poder real se disfraza gracias al marketing y la información falsa, mecanismos útiles en manos de quienes tienen mayores recursos para incidir en la opinión pública a través de ellos.
- Aturdidos y extasiados frente a las promesas de tantos falsos profetas, a veces los mismos pobres caen en el engaño de un mundo que no se construye para ellos.
- Ojalá quienes intervengan puedan ser estrategas capaces de pensar en el bien común y en el futuro de sus hijos, más que en intereses circunstanciales de algunos países o empresas.
- Todo esto supone generar un nuevo procedimiento de toma de decisiones y de legitimación de esas decisiones, porque el establecido varias décadas atrás no es suficiente ni parece eficaz.
- En este marco necesariamente se requieren espacios de conversación, de consulta, de arbitraje, de resolución de conflictos y de supervisión, y en definitiva una suerte de mayor «democratización» en el ámbito global para que se expresen e incorporen las variadas situaciones.
- Ya no nos servirá sostener instituciones para preservar los derechos de los más fuertes sin cuidar los de todos.
- Sigue siendo lamentable que las crisis mundiales sean desaprovechadas cuando serían la ocasión para provocar cambios saludables. [28] Es lo que ocurrió en la crisis financiera de 2007-2008 y ha vuelto a ocurrir en la crisis del covid-19. Porque «las verdaderas estrategias que se desarrollaron posteriormente en el mundo se orientaron a más individualismo, a más desintegración, a más libertad para los verdaderos poderosos que siempre encuentran la manera de salir indemnes».
- Las exigencias que brotan desde abajo en todo el mundo, donde luchadores de los más diversos países se ayudan y se acompañan, pueden terminar presionando a los factores de poder.