Fundado en 1910

Francisco de Zurbarán: La adoración de los pastores (1638)

Poesía navideña

El poema navideño de Góngora que sigue a san Juan de la Cruz: «En el nacimiento del Salvador»

La mayor emotividad y cercanía del poema de san Juan de la Cruz contrasta con el carácter más racional del poema de Góngora, en el que el elemento mitológico, los cultismos y la complejidad sintáctica no empeñan el alto esteticismo conseguido

Dos de nuestros más grandes poetas, el místico san Juan de la Cruz y el culterano Luis de Góngora, abordan el tema del nacimiento desde ópticas y estilos diferentes. De gran sencillez es el Romance del nacimiento, original de Juan Yepes, san Juan de la Cruz, poeta del Renacimiento español, en la segunda mitad del siglo XVI; y de mayor complejidad es el poema de Góngora, En el nacimiento del Salvador, en el que se vislumbran recursos propios del culteranismo del XVII. La mayor emotividad y cercanía del poema de san Juan de la Cruz contrasta con el carácter más racional del poema de Góngora, en el que el elemento mitológico, la presencia de cultismos y la complejidad sintáctica no empeñan, sin embargo, el alto esteticismo conseguido.

En el nacimiento del Salvador

Caído se le ha un clavel
hoy a la Aurora del seno.
Que glorioso que está el heno,
porque ha caído sobre él!

Cuando el silencio tenía
todas las cosas del suelo
y coronada de hielo
reinaba la noche fría,
en medio de la monarquía
de tiniebla tan cruel,
caído se le ha un clavel
hoy a la Aurora del seno.
Que glorioso que está el heno,
porque ha caído sobre él!

De un solo clavel ceñida
la Virgen, aurora bella,
al mundo se le dio, y ella
quedó cual antes, florida:
a la púrpura ácida
sólo fue el heno fiel.

Caído se le ha un clavel
hoy a la Aurora del seno.
Que glorioso que está el heno,
porque ha caído sobre él!

El heno, pues, que fue lino,
a pesar de tantas nieves,
de ver en sus brazos leves
este Rosicler divino,
para su lecho fue lino,
oro para su dosel.
Caído se le ha un clavel
hoy a la Aurora del seno.
Que glorioso que está el heno,
porque ha caído sobre él!

En esta composición, el poeta culterano emplea 34 versos octosílabos. Arranca el poema con una redondilla, convertida en estribillo, que se repite hasta tres veces más, rematando otras tantas décimas, con la tradicional rima abbaaccddc: «Caído se le ha un clavel / hoy a la Aurora del seno. / Qué glorioso que está el heno, / porque ha caído sobre él». Los leves hipérbatos y la amplitud de los periodos sintácticos, así como la presencia de algún que otro cultismo -glorioso, púrpura- no llegan a obstaculizar la comprensión del texto. Los contrastes cromáticos, tan del gusto de Góngora -clavel, púrpura, rosicler/hielo, nieves- ayudan a crear un clima de refinamiento altamente estético.

La referencia al cruel Herodes -en singular alusión, basada en una climatología adversa: «reinaba la noche fría, / en medio de la monarquía / de tiniebla tan cruel»- sirve para situar cronológicamente la noche del nacimiento del Salvador, al que Góngora llama «Rosicler divino», en una extraordinaria metáfora fundamentada en el color rosado, claro y suave de la aurora.