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El cardenal arzobispo de Madrid, José Cobo, ha presidido este sábado el funeral de Carras en la Catedral de la Almudena

El cardenal arzobispo de Madrid, José Cobo, ha presidido este sábado el funeral de Carras en la Catedral de la Almudena

El funeral de Carras congrega a siete obispos, 50 sacerdotes y 2.000 fieles: «Ya vivamos, ya muramos, somos del Señor»

El cardenal arzobispo de Madrid, José Cobo, ha presidido este sábado el funeral de Jesús Carrascosa, responsable de Comunión y Liberación en España, en la Catedral de la Almudena: «Damos gracias a Dios por toda la gente buena, por Carras y por los que lo habéis conocido»

«Este pueblo de Comunión y Liberación, que reúne ya varias generaciones, está hoy especialmente lleno de alegría y agradecido por poder celebrar este funeral por nuestro queridísimo amigo Jesús Carrascosa, 'Carras', en la catedral de Santa María Real de la Almudena». Así ha comenzado este 20 de enero la misa funeral por quien hasta la semana pasada encarnaba la responsabilidad de guiar este movimiento eclesial en nuestro país.

Tras la bendición inicial, quien le sustituye al frente de este cargo de servicio a la Iglesia, el laico Rafael Gerez, ha querido comenzar agradeciendo la paternidad del cardenal arzobispo de Madrid, José Cobo, «nuestro pastor», y su hospitalidad. «Hemos vivido unos días intensos en los que se entrelazan el dolor por la pérdida de un amigo grande, que ha contribuido decisivamente a generar la historia de nuestro movimiento en España y en el mundo, y la gratitud por su testimonio a lo largo de muchos años».

«Carras nos comunicó con una gran capacidad persuasiva el amor a Cristo presente aquí y ahora en la Iglesia, que es su cuerpo. Una Iglesia a la que pertenecía y amaba tal como es, en la riqueza de sus numerosos carismas, en la memoria de sus santos y en la seguridad de la obediencia a sus pastores», ha continuado el actual responsable interino de Comunión y Liberación en España, que ha querido destacar las dos palabras que el fallecido Carrascosa les transmitió en el tramo final de su vida, la comunión y la misión, que son las mismas que el Papa Francisco recordó a este movimiento eclesial en la audiencia que concedió a sus miembros por el centenario de su fundador, Luigi Giussani.

Jesús Carrascosa y su mujer, Jone Echarri, con el fundador de Comunión y Liberación, Luigi Giussani

Jesús Carrascosa y su mujer, Jone Echarri, con el fundador de Comunión y Liberación, Luigi GiussaniComunión y Liberación

«Queridos amigos: amad siempre a la Iglesia, amad y preservad la unidad de vuestra compañía», pronunció el Papa Francisco el 15 de octubre de 2022, para luego invitarlos a la misión: «Son tiempos de renovación y relanzamiento misionero a la luz del momento eclesial actual, así como también de las necesidades, sufrimientos y esperanzas de la humanidad contemporánea». Por ello, la Fraternidad de Comunión y Liberación ha querido renovar este «disponibilidad y compromiso de servicio a la Iglesia» en todo lo que el cardenal arzobispo les pida y su «plena comunión con la Iglesia que camina en Madrid bajo su guía».

Llamados a edificar la Iglesia

A su vez, el cardenal Cobo ha tenido también palabras de agradecimiento, especialmente en su saludo final al pueblo congregado en La Almudena: «Este es un momento para dar las gracias a Dios por todos los que han respondido a la llamada de edificar la Iglesia, desde distintos lugares y de diversas formas, pero siempre edificando la Iglesia. Damos gracias a Dios por toda la gente, por Jesús Carrascosa, por todos los que lo habéis conocido».

La misa funeral por Jesús Carrascosa ha sido presidida por el cardenal arzobispo de Madrid acompañado de seis obispos y más de 50 sacerdotes

La misa funeral por Jesús Carrascosa ha sido presidida por el cardenal arzobispo de Madrid acompañado de seis obispos y más de 50 sacerdotesÁngel Romero

La homilía, que ha corrido a cargo de Javier Prades, sacerdote y rector de la Universidad Eclesiástica San Dámaso, ha comenzado citando el Evangelio de San Pablo: «Ninguno de nosotros vive para sí mismo y ninguno muere para sí mismo. Si vivimos, vivimos para el Señor; si morimos, morimos para el Señor; así que ya vivamos ya muramos, somos del Señor», un criterio para valorar la existencia humana que ilumina todas las circunstancias, incluso el dolor, el sufrimiento y la muerte.

«Es inconfundible cómo Carras descubrió que lo mejor en la vida es la voluntad constante de servir a Cristo, de vivir al servicio de la gente sencilla, de la 'gente gente', como decía don Giussani. Así fue para él en la historia eclesial de Comunión y Liberación, a la que ha servido y a la que se ha entregado sin reservas», ha enunciado Prades, que ha expresado también el momento de tristeza por la separación y de paz y gratitud por su vida: «Donde abunda el dolor que provoca la muerte, sobreabunda el consuelo y la alegría que nace de la Presencia victoriosa de Cristo».

Javier Prades, rector de la Universidad Eclesiástica San Dámaso de Madrid

Javier Prades, rector de la Universidad Eclesiástica San Dámaso de MadridÁngel Romero

El sacerdote ha continuado relacionando el Evangelio con la forma de vivir de Carras, que es la que propone el apóstol: «La vida no se pierde cuando se entrega a otro, cuando es vocación, llamada del Señor». «Su testimonio de militante cristiano, de marido, de educador, con tantas facetas, ayuda a entrar en la riqueza de la Escritura y, a su vez, la Sagrada Escritura nos permite no detenernos en los aspectos penúltimos de la vida cristiana de Carras, sino buscar su raíz primera», ha subrayado Prades. Para el rector de la universidad San Dámaso, Carras ha vivido para Cristo, especialmente a partir del encuentro con don Giussani y su carisma, en esta historia eclesial de Comunión y Liberación a la que ha pertenecido hasta el último suspiro de su vida y a la que se ha entregado”.

«Hemos visto a Carras mientras servía, asumiendo trabajos humildes o muy representativos, cuando vivía en la chabola de Palomeras o en la preciosa casa de Vía Aurelia en Roma, cuando ha sido profesor de religión en Arturo Soria y en Vallecas, cuando ha viajado incansablemente por España y por el mundo, llevando consigo el afecto desbordante y las ganas de reunirnos a todos alrededor de la mesa y disfrutar de la comida y de la amistad», ha recordado Javier Prades.

«Pasión por la gloria humana de Cristo»

También ha destacado la facilidad con la que se dejaba corregir, que «hace deseable para todos contagiarse de su sencillez de corazón», y cómo a lo largo de su vida ha animado, acompañado, dado de comer, guiado en la búsqueda del sentido de la vida, consolado en tantos dolores y heridas, cuidado y regalado su hospitalidad y generosidad a tantos cientos de personas, «siempre consciente de por qué y para qué lo hacía. Carras tenía una única pasión: una pasión por la gloria humana de Cristo».

El cardenal arzobispo de Madrid, José Cobo; el presidente de la Fraternidad de Comunión y Liberación, Davide Prosperi, y el responsable de Comunión y Liberación en Espala, Rafael Gerez

El cardenal arzobispo de Madrid, José Cobo; el presidente de la Fraternidad de Comunión y Liberación, Davide Prosperi, y el responsable de Comunión y Liberación en Espala, Rafael GerezÁngel Romero

"Era un hombre de Dios, un hombre de Iglesia, un hombre, un hombre de los pies a la cabeza que ha sabido amar, trabajar, servir, educar, que ha sabido transmitir el significado de la vida, que ha sabido sufrir y entregarse en la enfermedad”, ha remarcado Prades, que también se ha dirigido a los 3.500 fieles allí presentes: «Sois como huellas visibles que ha dejado Carras de esa humanidad, que no fue otra cosa que el reflejo de la presencia poderosa y tierna del Espíritu de Cristo en medio de nosotros».

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