¿Tienen un significado los colores de los penitentes y nazarenos de la Semana Santa?

España celebra por todo lo alto una de las semanas más importantes para los cristianos. Este 2024 las lluvias han impedido que muchas hermandades pudieran realizar su tradicional estación de penitencia. No obstante, hemos podido seguir disfrutando del ambiente, los olores y los colores que caracterizan a la Semana Santa y que tienen una simbología muy concreta, con gran carácter pedagógico.

Uno de los elementos que más sorprende a los visitantes extranjeros que llegan a conocer la Semana Santa española son las vestimentas de los penitentes que podemos ver en diversas localidades españolas. El capirote y las túnicas de los nazarenos pueden parecer extrañas para aquellos que desconocen su origen. Sin embargo, parece que los colores de las mismas pueden ayudarnos a entender el carácter de la cofradía a la que acompañan o, incluso, cuál es la advocación de la Hermandad. Así, por norma general, asociamos las vestimentas negras a las hermandades más sobrias, que muestran su luto por la muerte de Cristo, mientras que las blancas suelen llevarnos a la pureza y a la resurrección de Nuestro Salvador.

El origen del capirote del nazareno

El capirote es un gorro puntiagudo o cucurucho de cartón o de malla que se utiliza para estilizar la figura y mantener la forma del capuz de los nazarenos mientras realizan su estación de penitencia en las procesiones de Semana Santa.

Este llamativo elemento tiene su origen en el siglo XV, durante la época de la Santa Inquisición, cuando los condenados por el Santo Tribunal eran castigados con los conocidos como 'Sanbenitos', compuestos por una especie de casulla y un gorro cónico, cuyos colores indicaban el tipo de delito por el que se era juzgado. No fue hasta el siglo XVII cuando las hermandades religiosas de Sevilla lo adoptaron para utilizarlo en las estaciones de penitencia de la Semana Santa, aunque con ciertas modificaciones, ya que el capirote va cubierto desde entonces con un capuz, la tela que cae sobre la cara y el pecho y sirve para ocular el rostro, con el objetivo de no mostrar la identidad del penitente.

Los colores de los nazarenos

Al igual que un sacerdote utiliza una casilla de un determinado color dependiendo del tiempo litúrgico, los nazarenos y penitentes que podemos ver procesionando en Semana Santa emplean ropajes de distintos tonos. Cada hermandad tiene el suyo propio, elegido con un significado concreto, que busca acercar la fe a la población.

El negro y el morado son los colores por excelencia de la Semana Santa y son muy recurrentes en los capirotes y las túnicas de los nazarenos. El negro es el color del luto, del duelo, mientras que el morado, además de ser el color de la cuaresma, simboliza la penitencia y la vigilia.

El blanco suele asociarse a la pureza, la alegría y la luz, motivo por el cual es muy habitual es festividades como la Pascua. El blanco, así, es también signo de Resurrección.

El Domingo de Ramos es muy habitual en las túnicas de los nazarenos, así como en las flores que acompañan a las dolorosas.

El rojo es el color de la sangre, del fuego del Espíritu Santo y de los mártires. En Semana Santa, simboliza la sangre derramada por Cristo en alusión a su amor.

El azul es el color de la Inmaculada Concepción. Es un color muy presente en las Hermandades con gran advocación mariana, como es el caso de la Hermandad de la Hiniesta de Sevilla.

El verde es el color de la esperanza y alude a la expectación de la Virgen María, que espera la resurrección de su hijo. Es el color que cubre los capirotes de los nazarenos que acompañan a la Esperanza Macarena y a la Esperanza de Triana, dos imágenes muy queridas en la ciudad de Sevilla.

Estos tonos se asocian a las órdenes cardenalicias, también muy presentes durante la Semana Santa española.

Aunque quizás no es el más habitual, algunos nazarenos llevan túnicas marrones, que hacen alusión a órdenes religiosas como la de los Carmelitas o la de los Franciscanos.