Se importaron 52 toneladas de metal desde Bélgica
La inmensa iglesia de acero inspirada en la catedral de Burgos que levantó un español en Filipinas
Pocos años antes de que España perdiera las islas, dejó una de sus más extraordinarias improntas: un magnífico templo fabricado íntegramente en metal
Probablemente sea la única iglesia del mundo construida íntegramente en acero. Desde luego, es la única de este tipo en Filipinas, donde se encuentra. Concretamente está ubicada en el barrio de Quiapo, en la ciudad de Manila, y tiene el rango de basílica menor. Pero, ¿por qué se construyó íntegramente en acero?
Para comprenderlo hay que conocer la región, azotada con frecuencia por terremotos y tifones tropicales. De hecho, donde hoy se yergue la iglesia de San Sebastián de Manila, existieron con anterioridad otros templos –el primero, de madera, datado en 1651, quedó completamente calcinado tras un incendio– que sucumbieron ante los desastres naturales en 1859, 1863 y 1880. Demasiados reveses en tan poco tiempo.
Así que hubo que buscar una alternativa, y el párroco de la derruida iglesia de San Sebastián, Esteban Martínez, acudió al arquitecto español Genaro Palacios –recordemos que, en ese momento y por pocos años más, las islas Filipinas pertenecían a España–. El «Eiffel cacereño», como algunos le han llamado, ideó un proyecto completamente revolucionario para la época: erigir el templo con un material que resistiese al fuego, a los terremotos y a los tifones: el acero. De este modo, la basílica menor de San Sebastián de Manila se convirtió en el segundo edificio prefabricado del mundo tras la célebre torre parisina. Palacios se inspiró en la catedral de Burgos, joya del gótico castellano, a la hora de trazar su iglesia de metal.
Fue necesario importar 52 toneladas de acero desde una fundición belga hasta Filipinas, según detalla Aleteia, y la construcción comenzó en 1890. Una vez colocado el esqueleto de la estructura, se rellenaron las paredes con una mezcla de arena, grava y cemento. Posteriormente, todo el interior se pintó para que pareciera de mármol y piedra de jaspe, y se instalaron vidrieras importadas de Alemania. La impresionante construcción neogótica se completó con dos torres que se elevan hasta los 32 metros de altura.
Apenas un año más tarde, en 1891, fue consagrada por el arzobispo de Manila y elevada a la categoría de basílica menor por el Papa León XIII.
Patrimonio de la Humanidad
Pero el acero, aunque demostró su capacidad para resistir a los desastres naturales y al fuego, no era invulnerable a la oxidación y la corrosión causadas por la humedad y el aire marino que llegaban desde la bahía de Manila. Casi un siglo más tarde, en 1982, el templo presentaba un estado de conservación deficiente, y el Instituto Histórico Nacional de Filipinas puso en marcha un plan de restauración.
Actualmente, la basílica menor de San Sebastián de Manila está considerada como Tesoro Cultural Nacional y Monumento Histórico Nacional, y en 2006 se incluyó en la lista provisional de monumentos filipinos propuestos para ser declarados Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.
Quizás algún día veamos la obra de este arquitecto cacereño, huella de la impronta hispana en Filipinas, alcanzar esta distinción.