Las clarisas de Belorado dan un paso más hacia la excomunión
El arzobispado de Burgos lamenta el «gesto contundente» de las religiosas que «cierran la puerta a cualquier diálogo»
Las monjas clarisas del monasterio de Belorado (Burgos) se hunden un poco más en la sima en la que ellas mismas se han metido. El miércoles a mediodía era el arzobispo de Burgos, monseñor Mario Iceta, quien tendía la mano para que reconsideraran su actitud de rebeldía y de no reconocimiento de su nombramiento como Comisario Pontificio designado por El Vaticano. Sin embargo, las clarisas continuaron enrocándose en su postura cada vez más enconada y arriesgada, y llegaron a denunciar al día siguiente al prelado en un cuartel de la Guardia Civil de Logroño por abuso de poder, usurpación de la representación legal y vulneración del derecho de asociación.
Ante esta vuelta de tuerca de las religiosas, el arzobispado ha emitido un comunicado en el que lamenta «este gesto contundente», con el que «entendemos que las monjas cierran la puerta a cualquier diálogo, derivando todo al ámbito de la justicia». «Lamentamos esta posición de la comunidad y no nos queda otra vía que actuar en consecuencia», asegura el comunicado.
¿En qué consistiría este «actuar en consecuencia» por parte del arzobispado? El propio monseñor Iceta lo adelantaba en su rueda de prensa del miércoles, un día antes de que las clarisas le denunciaran a la Guardia Civil: si no cambian su actitud, el desenlace final será la excomunión latae sententiae.
Pese a que el arzobispo de Burgos repitió en varias ocasiones su deseo de que las clarisas «regresen a casa», anunció que, «en caso de no deponer su decisión, concluiría con la declaración de excomunión latae sententiae, que lleva consigo la expulsión de la vida consagrada». «Confiamos vivamente en que no sea necesario llegar a este extremo», subrayó el prelado. «Seguimos orando, y nos consta que lo están haciendo muchas personas y comunidades, para que las hermanas reconsideren su decisión y encuentren el camino de retorno a casa. La Iglesia las espera con entrañas de misericordia», añadió.
Además de la denuncia contra el prelado, las clarisas han hecho caso omiso de la prohibición expresa de que «los señores Pablo de Rojas y José Ceacero y cualquier otra persona vinculada a la Pía Unión de San Pablo Apóstol» puedan tener «acceso y permanencia en los monasterios y todos sus inmuebles». De hecho, fue el propio Ceacero quien salió ayer a la entrada del convento burgalés para mostrar a los periodistas allí congregados la copia de la denuncia que firmaban él, Laura García de Viedma Serrano (Sor Isabel), Susana Mateo Cruz (Sor Sión) y María Teresa Roca Peinado (Sor Paz).
Visto el panorama, nada parece indicar que las monjas clarisas quieran aceptar la invitación del obispo de «regresar a casa» y que, más bien, se encaminan irremisiblemente hacia el precipicio de la excomunión.