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El sorprendente tatuaje de un aficionado argentinoAFP

¿Qué dice la Biblia sobre los tatuajes?

La nueva normativa para los trabajadores del Vaticano, en la que se prohíbe llevar piercings o tatuajes, ha hecho resurgir el debate sobre la conformidad de estas prácticas para los católicos

la discusión siempre ha existido: unos dicen que llevar tatuajes es pecado y otro que no hay ningún problema moral en hacerlo. Los primeros se suelen basar en la frase de la Biblia, concretamente en el versículo del libro del Levítico (19:28), que dice: «No haréis incisiones en vuestra carne por los muertos; ni os haréis tatuaje. Yo Yahveh». Los segundos no creen que inscribirse con tinta un mensaje o un dibujo en la piel, en rememoración a un momento o persona, signifique cometer algún tipo de pecado.

En la Biblia, en general, es interesante saber lo que hay antes y después de un versículo para poder interpretar el contexto en el que se dicen las frases. Lo que hay antes del fragmento del Levítico es: «No cortaréis en forma circular los extremos de vuestra cabellera, ni dañaréis los bordes de vuestra barba». Y dos versículos después dice: «No coman carne con sangre. No practiquen la adivinación ni la hechicería». El texto, por lo tanto, está enmarcado en la cuestión de no practicar la magia o celebrar ritos de carácter supersticioso.

La interpretación de los textos

La importancia de enmarcar los versículos se debe a que en el Antiguo Testamento se percibe la voluntad de transmitir un concepto, en este caso, de desmontar la idea de religión como un conjunto de reglas para manipular lo divino y aplacar a la divinidad. Para las religiones del mundo, en la cúspide no estaba Dios; estaba el destino. Por lo tanto, Dios estaba sometido a un conjunto de reglas que, si una persona conseguía dominar, le daba el poder de controlar el rumbo de los acontecimientos. Por eso, los adivinos y hechiceros eran temidos y considerados influyentes, dominantes y prácticamente divinidades.

El Antiguo Testamento quiere desmontar eso: la religión no es sistema de regulación de lo divino por la que a través de ritos, donde se hacían incisiones o marcas, se consigue «controlar» a Dios.

Entonces ¿en qué modo el mensaje bíblico determina la acción? Y ya no solo la Biblia, sino también los Evangelios. Si se toma la frase del Evangelio de san Mateo (18:9) «Si tu ojo te hace pecar, arráncatelo», no significa literalmente que cada vez que se comete un pecado la persona debe quedarse tuerta. Para que el texto de lugar a formas de actuación hace falta una mediación tradicional, una mediación interpretativa que se basa en la comprensión del contexto cultural, histórico y espiritual de los textos sagrados. Por lo que los tatuajes, los cortes de pelo o barba, comer carne o no hacerlo, arrancarse un ojo... no son frases que hay que aplicar directamente en la vida: la Biblia no es un libro de normas, un código civil de reglas de ciudadanía.

No solo el Vaticano prohíbe los tatuajes

En las Olimpiadas de Tokyo de 2020 se prohibió a los deportistas de élite llevar tatuajes o, en la medida de lo posible, disimularlos o taparlos. No establecieron la medida por una cuestión de moralidad, sino por una cuestión de decoro.

Hay muchos ejemplos en los que se pide a trabajadores de empresas tapar señales de la piel, marcas o piercings, puesto que la imagen es lo primero que se ve de un trabajador y, por ende, de la institución para la que se trabaja. No se trata de estar en contra de los tatuajes, sino de cuidar un dresscode que, dependiendo de las culturas, cambia.

El Vaticano, con el nuevo reglamento que ha publicado para los empleados, no pretende transmitir un mensaje sobre la moralidad de los tatuajes o aludir al pasaje del Levítico sobre las marcas en la piel, simplemente quiere establecer una medida convencional de decoro y proyectar una imagen profesional acorde con sus principios institucionales.