Juegos Olímpicos de París 2024
Tras la blasfemia de la inauguración, la respuesta de los medallistas: «Jesús es el Señor»
Numerosos atletas han querido dar testimonio de su fe cristiana tras la polémica ceremonia que abrió los Juegos Olímpicos de París
Los Juegos Olímpicos de París comenzaron con mal pie para los cristianos, tras las ofensas gratuitas que recibieron durante la ceremonia de inauguración. La chusca parodia de la última cena soliviantó a millones de ellos en todo el mundo: Fieles, obispos, políticos, el Vaticano y hasta autoridades musulmanas afearon a los organizadores por lo que consideraron una blasfemia.
Sin embargo, según avanzaban los Juegos, numerosos atletas hicieron profesión pública de su fe, a pesar de que el reglamento, en su norma 50, lo prohíbe. Una de las primeras muestras fue, además, de las más comentadas, por la categoría y popularidad del deportista: Novak Djokovic. El tenista serbio y campeón olímpico jugó todos sus encuentros con un colgante con la cruz ortodoxa al cuello y la mostró en cada entrevista que concedió. Un gesto discreto que enseguida se viralizó y dio la vuelta al mundo.
Después vino el turno de Rayssa Leal, deportista brasileña de skateboarding, modalidad de calle, que se ha convertido en la atleta más joven de la historia en conquistar dos medallas en dos ediciones distintas de las Olimpiadas: en Tokio en 2021, cuando apenas tenía 13 años, se alzó con la plata, y esta vez en París, con 16, ha conseguido el bronce. Dirigiéndose a las cámaras de televisión que seguían sus pasos, Leal citó con lengua de signos un versículo del evangelio de San Juan: «Jesús es el camino, la verdad y la vida». En un primer momento, su gesticulación pasó inadvertida, hasta que algún conocedor de este lenguaje lo publicó en redes sociales y se viralizó rápidamente.
El estadounidense Hunter Armstrong, oro olímpico en natación en estos Juegos, tampoco ha dudado en mostrar públicamente su fe: «Dios es mi prioridad. Realmente, no puedo vivir sin Él. Puedo vivir sin nadar o sin ser un atleta olímpico o cualquier cosa de esas, pero no puedo vivir sin Dios», ha declarado.
14 millones de seguidores
La que quizás se ha convertido en la imagen más icónica de los Juegos Olímpicos de París, la del surfista brasileño Gabriel Medina (que se hizo con el bronce en la competición) «suspendido» con su tabla de surf sobre las aguas del océano, también llevaba un mensaje evangélico. El campeón subió su foto a su perfil de Instagram (donde acumula más de 14 millones de seguidores) acompañada de una cita de San Pablo en su carta a los Filipenses: «Todo lo puedo en aquel que me conforta».
La atleta etíope Tsige Duguma, que obtuvo la medalla de plata en los 800 metros, mostró a las cámaras un cartel con el mensaje «Jesús es el Señor» tras su gesta. Además, la nadadora estadounidense con más medallas de oro en la historia olímpica, Katie Ledecky, tras conquistar nada menos que 7 metales en París, ha reconocido que «reza un Avemaría antes de cada carrera». «Me ayuda a concentrarme y a dejar de lado las cosas que no importan en ese momento. Me da paz saber que estoy en buenas manos», asegura.
La primera medallista de oro en la historia de Guatemala, Adriana Ruano, que se hizo con el metal en tiro al plato, quiso aprovechar su estancia en los Juegos Olímpicos de París para viajar hasta el Vaticano con el fin de que el Papa Francisco le bendijera su medalla. Y eso fue lo que hizo el Santo Padre durante la audiencia del pasado miércoles, 7 de agosto.
Si los organizadores de París 2024 tuvieron en mente en algún momento orillar la fe cristiana, parece que han conseguido el efecto contrario. De pocos Juegos Olímpicos se guarda memoria que hayan sido más prolíficos en gestos cristianos como estos.