Cuál es el origen y sentido del año litúrgico
«La función del año litúrgico es celebrar todo el Misterio de Cristo, desde la Encarnación hasta su retorno glorioso»
El Catecismo afirma que la Iglesia tiene el deber de «celebrar la obra de salvación de su divino Esposo con un sagrado recuerdo, en días determinados a través del año.» Para ello, ha ido configurando un calendario litúrgico con el que revivir las virtudes y méritos de Cristo.
El sentido de este calendario radica en organizar la vida cristiana en comunidad, marcando tiempos de celebración, reflexión y contemplación. Se trata de una guía universal para la práctica religiosa, que promueve el recuerdo diario de los misterios de Cristo en la vida cotidiana de los fieles. Conocer el misterio de Jesucristo es siempre una novedad y cada año es posible profundizar en su misterio.
El año litúrgico es vivir y recordar los misterios de la vida, muerte y resurrección de Cristo, a través de fiestas que actualizan las etapas de la salvación. A lo largo del año litúrgico se reparte también el santoral, la memoria de un santo que la Iglesia propone como modelo y ejemplo de vida cristiana.
Historia
El calendario litúrgico ha ido evolucionando a lo largo de los tiempos. Durante los primeros años la Iglesia solo festejaba la fiesta del domingo, el Dies Domini (día del Señor). En el relato de la creación, el sábado es el día del descanso, el shabbath judío. Dios elige este día para descansar después de la creación: «bendijo Dios el día séptimo y lo santificó» (Gn 2,3). Con la resurrección de Cristo, se pasa al primer día después del sábado: el domingo. Este día pasa a convertirse en el centro pascual del tiempo litúrgico, la fiesta que celebra el gozo de la resurrección.
La Pascua es el lugar central del calendario litúrgico, ya que recuerda la resurrección de Cristo y la salvación de los hombres. En el Concilio de Nicea (año 325) todas las Iglesias se pusieron de acuerdo para celebrar la Pascua cristiana el mismo día. Sin embargo, por los diferentes métodos utilizados para calcular ese día, no siempre coinciden las fechas en Occidente y Oriente. En los últimos años, el papa Francisco ha reivindicado la importancia de señalar un día común para que la comunidad entera pueda celebrar al unísono la Pascua.
Siendo la Pascua la primera fiesta anual, se fueron agregando otras festividades. Tomando como referencia el calendario pagano, en las fechas cercanas al solsticio de invierno, la Iglesia celebra el nacimiento de Cristo (la Navidad). La fiesta pagana del Sol es reemplazada por la fiesta de la Natividad. Esta fiesta celebra el nacimiento de Jesús, verdadero Hijo de Dios, «Luz de Luz» que resplandece más que el Sol.
Los tiempos litúrgicos
El Año litúrgico está formado por los tiempos litúrgicos donde la Iglesia nos invita a contemplar y vivir los misterios de Cristo. Por orden cronológico, los tiempos son:
- Adviento: del latín adventus (venida). En este tiempo la Iglesia se prepara para la llegada del Mesías, Dios Hijo hecho hombre.
- Navidad: nacimiento de Jesucristo.
- Epifanía: celebra el reconocimiento de Jesús como Mesías y la adoración de los «magos» de Oriente.
- Primer tiempo ordinario
- Cuaresma: Comienza con el Miércoles de Ceniza. La Iglesia celebra durante cuarenta días el Misterio de Jesús en el desierto. «La victoria de Jesús en el desierto sobre el Tentador es un anticipo de la victoria de la Pasión.»
- Semana Santa: se inicia con el Domingo de Ramos, la entrada de Jesús en Jerusalén anticipando la venida del Reino de Dios, hasta su pasión y muerte.
- Pascua: resurrección de Cristo.
- Tiempo Pascual
- Pentecostés: llegada del Espíritu Santo a los apóstoles para extender la Buena Nueva.
- Segundo tiempo ordinario
- Solemnidad de Jesucristo o fiesta de Cristo Rey: último domingo del año litúrgico.
En cada tiempo, el sacerdote se reviste con una casulla de distinto color. Se viste de blanco para ilustrar la alegría y pureza de la Navidad y la Pascua de Resurrección. La casulla es verde cuando se quiere significar la esperanza, característica del tiempo ordinario. El morado es el color de la penitencia, y por eso se usa en Adviento, Cuaresma y Semana Santa. El rojo simboliza la sangre de los mártires y el fuego del Espíritu Santo, de ahí que se utilice en el día de los santos mártires y en Pentecostés.
Entender bien el significado del año litúrgico supone ver más allá de su función meramente práctica. Implica advertir, en cada uno de sus tiempos, una oportunidad para fortalecer la fe cada año y contemplar de manera renovada los misterios de Cristo.