Con aquel «hágase en mi según tu palabra», que María dijo ante el ángel Gabriel se pone en marcha lo que, en la carta a los Gálatas, san Pablo llamó «la plenitud del tiempo». El sí de aquella joven nazarena inició el plan de salvación y el cumplimiento de las promesas y de los preparativos que Dios había ido revelando desde el Génesis. María, hija de Joaquín y Ana, era judía nacida en Galilea. No se conoce ni en qué año nació ni en cuál murió, ya que ninguna de las fuentes que hablan de ella además de la Biblia, lo mencionan. También se desconoce la edad que tenía cuando quedó embarazada, aunque se cree que tan solo era una adolescente. Según la tradición judía de entonces, a la tan pronta edad de doce años y seis meses, las mujeres ya eran consideradas casaderas.
La Anunciación de Nuestra Señora
Evangelio según San Lucas
Capítulo 1, versículos 21 al 38
26En el mes sexto, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea llamada Nazaret, 27a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la casa de David; el nombre de la virgen era María. 28El ángel, entrando en su presencia, dijo: «Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo». 29Ella se turbó grandemente ante estas palabras y se preguntaba qué saludo era aquel. 30El ángel le dijo: «No temas, María, porque has encontrado gracia ante Dios. 31Concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús. 32Será grande, se llamará Hijo del Altísimo, el Señor Dios le dará el trono de David, su padre; 33reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin». 34Y María dijo al ángel: «¿Cómo será eso, pues no conozco varón?». 35El ángel le contestó: «El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y la fuerza del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el Santo que va a nacer será llamado Hijo de Dios. 36También tu pariente Isabel ha concebido un hijo en su vejez, y ya está de seis meses la que llamaban estéril, 37porque para Dios nada hay imposible». 38María contestó: «He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra». Y el ángel se retiró.
María ya estaba prometida con José cuando Gabriel le anuncia en su casa la noticia de que iba a dar a luz al Hijo del Altísimo. Según cuenta Mateo en su Evangelio, que narra desde el punto de vista del carpintero, el mismo de la Anunciación se le apareció en un sueño y le dijo: «No temas acoger a María, tu mujer, porque la criatura que hay en ella viene del Espíritu Santo». José permaneció junto a ella y tan solo unos meses después tuvieron que afrontar la primera de una serie de episodios que los llevarían a pasar la noche en que María se pondría de parto en un pobre pesebre calentado solamente por un buey y una mula.
El viaje a Belén
Evangelio según San Lucas
Capítulo 2, versículos 1 al 5
1Sucedió en aquellos días que salió un decreto del emperador Augusto, ordenando que se empadronase todo el Imperio. 2Este primer empadronamiento se hizo siendo Cirino gobernador de Siria. 3Y todos iban a empadronarse, cada cual a su ciudad. 4También José, por ser de la casa y familia de David, subió desde la ciudad de Nazaret, en Galilea, a la ciudad de David, que se llama Belén, en Judea, 5para empadronarse con su esposa María, que estaba encinta.
Augusto había ordenado realizar un censo de todo el imperio y concretamente en Siria, donde era gobernador Cirino. Estos dos nombres los da Lucas en su narración y resultan imprescindibles para contrastar el relato con otras fuentes que verifiquen lo que se cuenta en la Biblia. Alrededor de esta gran recaudación de impuestos surge una pelea histórica que Benedicto XVI en La infancia de Jesús resuelve sin más problema. «El censo tiene lugar en los tiempos del rey Herodes el Grande que, sin embargo, ya había muerto en el año 4 a. C.», escribe Ratzinger. Otras dos fechas causan controversia sobre este acontecimiento.
Flavio Josefo, el gran historiador judío, fechó el empadronamiento en el año 6 d. C. bajo el gobierno de Cirino, que también aparece en las Escrituras. «Hay indicios según los cuales Cirino había intervenido en Siria también en torno al año 9 a. C. por encargo del emperador», continúa La infancia de Jesús. Distintos estudiosos indican que dicho censo se prolongó durante años y que se llevó a cabo en dos etapas, una primera en que se registraba la propiedad de las tierras y una segunda en la que ya se recaudaban los impuestos pertinentes. Sería la primera de estas dos por la que María y José se habrían desplazado hasta Belén, donde nació Jesús. Allí era donde debía nacer, como había profetizado Miqueas (5, 2) y afirma Benedicto XVI, de nuevo en su obra sobre los primeros años de Jesús.
Herodes el Grande y la matanza de los inocentes
Evangelio según San Mateo
Capítulo 2, versículos 16 al 18
16Al verse burlado por los magos, Herodes montó en cólera y mandó matar a todos los niños de dos años para abajo, en Belén y sus alrededores, calculando el tiempo por lo que había averiguado de los magos. 17Entonces se cumplió lo dicho por medio del profeta Jeremías: 18«Un grito se oye en Ramá, llanto y lamentos grandes; es Raquel que llora por sus hijos y rehúsa el consuelo, porque ya no viven».
Si Herodes había muerto cuatro años antes, era poco probable que hubiese ordenado la matanza de los inocentes al enterarse de que el Rey había nacido. ¿Cuándo nació entonces Jesús? La respuesta se encuentra en Dionisio el Exiguo, un monje escita fallecido en Roma en el 526 d.C. Este religioso fechó la Natividad el 25 de diciembre del año 753 desde la fundación de Roma, pero lo más seguro es que un error de cálculo por su parte, lo llevase a confundirlo con el 749. Para Dionisio, el 753 se convierte en el año 1 d.C., si bien, en realidad, debería ser el 3 d.C. Para que los hechos narrados por Mateo sobre los Magos y la masacre ordenada por Herodes sean históricamente posibles, habría que fechar el nacimiento de Cristo en el año 6 o 7 a.C.
Nacimiento de Jesús
Evangelio según San Lucas
Capítulo 2, versículos 6 y 7
6Y sucedió que, mientras estaban allí, le llegó a ella el tiempo del parto 7y dio a luz a su hijo primogénito, lo envolvió en pañales y lo recostó en un pesebre, porque no había sitio para ellos en la posada.
El lugar donde ello finalmente ocurrió todos sabemos cuál es: el portal de Belén. Sobre el pobre pesebre se alza hoy la basílica de la Natividad, una de las iglesias en uso más antiguas del mundo. El primero que mandó edificar sobre el hueco que un posadero hizo a la Sagrada Familia junto a sus reses fue Constantino I, quien aprobó el proyecto de edificación a petición de su madre, santa Elena. Belén se convirtió entonces, y lo sigue siendo hoy, en un gran centro de peregrinación.
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Puerta de la Humildad
Así conocida por sus reducidas dimensiones, que obligan a los que quieren entrar a arrodillarse. Su tamaño se redujo durante el dominio otomano, para evitar la entrada de ganado al recinto.
Nave central
Las columnas están decoradas con imágenes de santos y las paredes estuvieron cubiertas de mosaicos, hoy parcialmente visibles.
Gruta de la Natividad
Una estrella de plata de 14 puntas marca el punto en el que reposó Jesús tras el nacimiento. La roca está protegida por un recubrimiento de marmol y puede verse por el agujero en el centro de la estrella.
Acceso a las grutas
Además de la gruta de la Natividad, bajo la Iglesia se encuentran las grutas de San José, San Jerónimo y de los Santos Inocentes, cada una de ellas con su propio altar.
Altar Mayor
Comparten la custodia del templo tres comunidades religiosas: una católica romana, una apostólica armenia y una ortodoxa griega. Cada una con sus propios altares y espacios designados.
Adoración de los Reyes Magos
Evangelio según San Mateo
Capítulo 2, versículos 9 al 12
9Ellos, después de oír al rey, se pusieron en camino y, de pronto, la estrella que habían visto salir comenzó a guiarlos hasta que vino a pararse encima de donde estaba el niño. 10Al ver la estrella, se llenaron de inmensa alegría. 11Entraron en la casa, vieron al niño con María, su madre, y cayendo de rodillas lo adoraron; después, abriendo sus cofres, le ofrecieron regalos: oro, incienso y mirra. 12Y habiendo recibido en sueños un oráculo, para que no volvieran a Herodes, se retiraron a su tierra por otro camino.
Bajo una estrella señalada en el suelo de la gruta de la Natividad, se puede ir a rezar ante el lugar exacto donde Jesús vino al mundo, allí donde los pastores y los Magos fueron a adorarle. Mateo no dice sus nombres, ni cuántos ni quiénes eran. Ha sido la tradición posterior la que ha establecido que eran tres, por el número de regalos que llevaron al Niño: oro, incienso y mirra; y que Melchor, Gaspar y Baltasar fueron sus nombres. El evangelista afirma que son «magos», pero más como sinónimo de astrólogos. Estos tres personajes siguen siendo hoy los más misteriosos de la Navidad. Sus nombres no aparecen hasta el siglo VI, cuando fueron escritos en un mosaico de la basílica de san Apolinar el Nuevo. Su leyenda se extendió hasta el siglo XII cuando se convirtieron en los protagonistas de la obra de teatro más antigua que se conserva en castellano: el auto de los Reyes Magos.
Después de Melchor, Gaspar y Baltasar volviesen a Oriente, Mateo salta con su relato directamente al momento en que José vuelve a ver al ángel Gabriel en uno de sus sueños. «Levántate, toma al niño y a su madre y huye a Egipto; quédate allí hasta que yo te avise, porque Herodes va a buscar al niño para matarlo», le dijo. Las Escrituras son la única fuente que habla de la tragedia que fue la matanza de los inocentes. El rey de Judea se sintió traicionado por los Reyes Magos que siguiendo una estrella llegaron hasta su castillo. Les pidió que le indicasen donde se encontraba Jesús con el pretexto de ir él también a adorarlo, pero con la verdadera intención de asesinarlo. Al no recibir lo que deseaba, enfureció y ordenó matar a todos los menores de dos años de Belén y sus alrededores.
Huida a Egipto
Evangelio según San Mateo
Capítulo 2, versículos 13 al 15
13Cuando ellos se retiraron, el ángel del Señor se apareció en sueños a José y le dijo: «Levántate, toma al niño y a su madre y huye a Egipto; quédate allí hasta que yo te avise, porque Herodes va a buscar al niño para matarlo». 14José se levantó, tomó al niño y a su madre, de noche, se fue a Egipto 15y se quedó hasta la muerte de Herodes para que se cumpliese lo que dijo el Señor por medio del profeta: «De Egipto llamé a mi hijo».
No se sabe cuánto tiempo pasó la Sagrada Familia en Egipto, pero tras un tiempo otro mensajero de Dios se aparece a su padre adoptivo en un sueño y le indica que ya es seguro volver a Judea. El propio evangelista ve este viaje como una profecía del Antiguo Testamento cumplida: de Egipto llamé a mi hijo (Oseas, 11, 1). En los textos canónicos no se da más información sobre este periplo, sino que son los evangelios apócrifos (no aceptados por el canon bíblico) los que detallan las anécdotas y los milagros ocurridos durante la tierna infancia de Jesús, que la hermenéutica bíblica relaciona con la historia de José, el hijo de Jacob, que fue vendido por sus hermanos como esclavo y llevado a Egipto, donde quedó liberado por saber interpretar los sueños del faraón. A su vuelta, se establecieron en Galilea, donde Jesús creció, trabajó junto a su padre carpintero, se le vio entre doctores en el templo y más adelante, eligió a los Doce que le acompañarían hasta su muerte.
Especial realizado por:
Redacción: Clara González. Diseño: David Díaz y Ángel Ruiz.