En la cerería 'La Madrugada', en Chiclana de la Frontera (Cádiz), trabajan a destajo. Arturo Soto de la Espada, su propietario (en la imagen), se asegura de que los encargos de las diferentes cofradías estén listos a tiempo. Que su humo y su cera no dañen las valiosas imágenes de los pasos, ni sus delicadas telas; que no se consuman en las doce horas que puede durar una procesión o que su llama aguante a la intemperie el incesante bamboleo de los pasos, son algunos de los desafíos a los que se enfrentan los cirios, otro ingrediente indispensable de la liturgia de la Semana Santa.