
La talla del Santísimo Cristo de la Vera Cruz de Cádiz
¿Cuáles fueron las Siete Palabras que Jesús pronunció desde la cruz?
Una de las meditaciones más típicas del Viernes Santo es la del Sermón de las Siete Palabras, que aglutina las frases que dijo Cristo en el momento más sublime de su Pasión
Son una de las meditaciones por antonomasia para el Viernes Santo, que permiten a los fieles adentrarse en el verdadero significado de la Semana Santa. Junto a la visita a los «monumentos» armados el Jueves Santo, y a los oficios litúrgicos del día –que sustituyen a la celebración de la Eucaristía–, las Siete Palabras suponen uno de los momentos más intensos e íntimos de las celebraciones pascuales, al recoger y meditar las últimas frases que Jesús pronunció desde la cruz, en el momento más sublime de su muerte, según recogen los Evangelios.
La tradición de la Iglesia ha entendido estas palabras, que aparecen separadas a lo largo de los cuatro relatos evangélicos, como un todo, una suerte de testamento que sintetiza las expresiones de amor, perdón, entrega y abandono con que Cristo resumió toda su misión redentora.
Un momento dramático
San Juan Pablo II remarcó el dramatismo de ese momento, que marcaría toda la historia humana, al explicar «en la cima de su espíritu, Jesús tiene la visión neta de Dios y la certeza de la unión con el Padre. Pero en las zonas que lindan con la sensibilidad y, por ello, más sujetas a las impresiones, emociones, repercusiones de las experiencias dolorosas internas y externas, el alma humana de Jesús se reduce a un desierto, y Él no siente ya la presencia del Padre, sino la trágica experiencia de la más completa desolación».
Y, sin embargo, «con aquellas últimas palabras, Jesús confirma el amor ardiente con que quiso recibir el supremo 'bautismo', para abrirnos a todos nosotros la fuente del agua que sacia y salva verdaderamente».Las Siete Palabras y su significado
Cada año, es frecuente que, bien los obispos, bien algún predicador especialmente destacado entre el clero, asuma en cada diócesis la tarea de elaborar un sermón con esas frases de Jesús. Y el motivo es evidente: cada una de ellas tiene una enseñanza profunda, que permite el crecimiento de la vida espiritual de los fieles, y que podría sintetizarse de este modo:
1. «Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen» (Lc 23,34)
Jesús, en medio del dolor, pide perdón por quienes lo crucifican. Una muestra abrumadora de que la misericordia divina es más fuerte que la humana venganza, que invita a perdonar incluso a quienes nos hacen daño.
2. «Hoy estarás conmigo en el Paraíso» (Lc 23,43)
Son palabras dirigidas a san Dimas, el buen ladrón, que en el último momento se arrepiente de su vida errática. Como tantas veces recuerda el Papa Francisco, nunca es tarde para volver a Dios, que «nos primerea» para «llevarnos a Él».
3. «Mujer, ahí tienes a tu hijo… Hijo, ahí tienes a tu madre» (Jn 19,26-27)
Jesús pone a su Madre bajo el cuidado del apóstol san Juan, el único de los Doce que permanece junto a la Cruz. Y, tal como lo ha entendido la Tradición, en él, Jesús entrega a María a toda la Iglesia, convirtiéndola en madre, protectora y guía de la fe de todos los católicos.
4. «Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?» (Mt 27,46)
Más que un grito de angustia desnuda, esta frase, que Mateo cita en arameo, es en realidad el comienzo del Salmo 22, un texto de absoluta confianza y abandono en Dios, con el que Jesús «establece un nuevo modo de unión con nosotros, que tan a menudo nos vemos llevados a levantar ojos y labios al cielo para expresar nuestro lamento, y alguno incluso su desesperación», como explicó Juan Pablo II.
5. «Tengo sed» (Jn 19,28)
Una de las citas evangélicas que más impresionó a santa Teresa de Calcuta, que siempre explicó cómo la frase no se refiere sólo a la sed física, sino también a la sed de almas de Jesús, a su deseo de salvación para toda la humanidad.
6. «Todo está cumplido» (Jn 19,30)
Con esta frase, Jesús declara no sólo que ha cumplido la misión que el Padre le encomendó, sino que todo el plan de Salvación iniciado en el origen de los tiempos, y anunciado por los profetas, ha sido consumado: el pecado ha sido vencido por su muerte expiatoria.
7. «Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu» (Lc 23,46)
Jesús muere entregándose completamente al Padre, y enseña a vivir y morir confiando en Dios. Alguna piadosa tradición señala que pudo haber aprendido esa frase de labios de san José, a quien habría acompañado en su lecho de muerte.
Cómo meditar las Siete Palabras
Aprovechar el Viernes Santo –o, incluso, el Sábado Santo, con su desierto litúrgico hasta la Vigilia Pascual de la noche– para rezar con las Siete Palabras es una de las recomendaciones más frecuentes que propone la Iglesia. Y, para hacerlo, suelen sugerirse cuatro modos:
• Leyéndolas y meditando su significado, una a una, con los textos del Evangelio.
• Rezando con ellas en el Vía Crucis, reflexionando una de ellas durante dos estaciones.
• Acompañándolas con jaculatorias, como «Jesús, en Ti confío».
• Ofreciéndolas a las situaciones complejas de la vida cotidiana, o a los momentos de sufrimiento, como un acto de unión con Cristo desde la enfermedad, el trabajo, etc.
Porque, como decía san Alfonso María de Ligorio ,«quien medita con devoción las palabras de Cristo en la cruz, aprende el lenguaje del amor verdadero».
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