



Adiós a Francisco, el Papa que abrió aún más las puertas a la misericordia

El Papa Francisco ha fallecido este lunes 21 de abril de 2025 en la residencia de Santa Marta, tras participar ayer en la Pascua de Resurrección, según ha informado la Santa Sede. Debía cumplir los 89 años el 17 de diciembre.


Nacido el 17 de diciembre de 1936 en Buenos Aires (Argentina), Jorge Mario Bergoglio fue elegido sucesor del apóstol Pedro el 13 de marzo de 2013. Francisco ha sido el primer Papa no europeo desde el pontificado del sirio Jorge III, en el siglo XIII.

Elegido en un cónclave totalmente inédito, a causa de la renuncia de Benedicto XVI (el anterior Papa que había dado ese paso fue Gregorio XII, en 1415), Francisco asumió como prioridad la propuesta que él mismo presentó a los cardenales antes de entrar en la capilla Sixtina para las votaciones: una Iglesia de brazos abiertos, capaz de acercarse a los más alejados (la Iglesia de las «periferias», como él decía), capaz de acoger a todos sin juzgar a nadie.
Sus primeros años
Pero si Jorge Mario Bergoglio pudo salir al balcón de la basílica de San Pedro como el nuevo Cabeza de la Iglesia fue gracias a un hecho más providencial de lo que muchos imaginaban: el destino de sus padres y abuelos. En su autobiografía Esperanza, la primera que escribiría un Pontífice, recordó cómo su padre, Mario, y sus abuelos escaparon de una tragedia. Habían comprado pasajes para viajar en el buque Mafalda, conocido como el «Titanic italiano», que partía de Génova el 11 de octubre de 1927 rumbo a Buenos Aires.

Sin embargo, no lograron vender a tiempo todas sus pertenencias y se vieron obligados a retrasar el viaje. Aquel giro del destino les salvó la vida. El Mafalda nunca llegó a su destino: el 25 de octubre de 1927, mientras navegaba frente a las costas de Brasil, una explosión sacudió el barco, hundiéndolo y dejando cientos de víctimas. «No se imaginan cuántas veces he dado gracias a la Divina Providencia por ese cambio de planes», reflexionó en su momento el obispo de Roma.
Una familia que no solo se salvó, permitiendo el nacimiento de Jorge Mario, el primogénito de Mario Bergoglio y María Regina Sívori, sino que también desempeñó un papel fundamental en la vida del futuro Papa. Él mismo recordó en varias ocasiones las dificultades que enfrentaron: «La vida de mi familia ha conocido muchas penurias, sufrimientos, lágrimas, pero incluso en los momentos más duros experimentamos que una sonrisa, una carcajada, podían darnos la energía necesaria para retomar el camino».

Entre esos recuerdos, su abuela Rosa ocupó un lugar especial. La mencionó con frecuencia como un ejemplo de vida sencilla y valores sólidos. «Ella fue la que me enseñó a rezar», decía con orgullo. A través de historias de santos y advertencias sobre la importancia de la honestidad, fue ella quien le inculcó la fe. Con anécdotas de su infancia, en las que su abuela le advertía sobre los peligros de la mentira o lo alentaba a asumir las consecuencias de sus actos, Bergoglio destacó siempre la importancia de la autenticidad y de enfrentar la verdad sin adornos. Un testimonio de sencillez, firmeza y fe que lo acompañó hasta el final.
Dos desafíos
En sus doce años de pontificado, ha tratado de responder a las dos grandes urgencias que heredó al ser nombrado obispo de Roma: la crisis provocada por los escándalos de abusos sexuales cometidos por el clero, y los escándalos de gestión financiera acaecidos en la Curia Romana.

Por una parte, hicieron falta siete años de trabajo para que llegara el motu proprio Vos estis lux mundo, con el que se concretaron las normas y las medidas con la que combatir la «lacra» de los abusos, como él mismo se refirió varias veces a los abusos sexuales. El documento exige que clérigos y religiosos denuncien casos de abuso y encubrimiento, garantizando protección a los denunciantes y apoyo a las víctimas. Además, establece procedimientos para investigar a obispos y superiores religiosos implicados, asegurando transparencia, plazos definidos y rendición de cuentas ante el Vaticano, reforzando el compromiso eclesial con la justicia y la prevención de abusos.
Por la otra, tras un lento y paciente trabajo de análisis, negociación y reorganización con representantes de la Iglesia universal, emprendió un proceso de reforma de la Curia Romana que culminó con una nueva Constitución, que entró en vigor en junio de 2022 y llegó para reorganizar el Gobierno de la Santa Sede y la Igleisa católica. Entre las grandes novedades de Praedicate Evangelium, destaca la posibilidad de que laicos, incluidas mujeres, puedan acceder a los más altos cargos de responsabilidad, algo que hasta entonces estaba circunscrito a los obispos.

Todo ello impulsó la reforma de la Iglesia universal promoviendo el Sínodo mundial, que culminó en octubre de 2024 en el Vaticano, un proceso cuyo objetivo consiste en escuchar a todos los cristianos, obispos, sacerdotes, consagrados y laicos, para encontrar nuevos caminos de colaboración conjunta, superando así el clericalismo, una de las desviaciones que, según Francisco, se encuentra en el origen de los problemas eclesiales.
Un pastor «con olor a oveja»
Aquel 13 de marzo de 2013, el cardenal Claudio Hummes susurró unas palabras al oído del recién elegido Bergoglio. «No te olvides de los pobres», le dijo, sin saber que sus palabras calarían tanto en el argentino. Tanto desde el Vaticano como en los 66 países de todo el mundo que ha visitado, ha clamado repetidamente por la paz, la justicia, la solidaridad, la pobreza, la migración, el medio ambiente y la guerra. El Papa de las periferias pidió desde sus primeros años a todos los sacerdotes que se conviertan en pastores «con olor a oveja», que salieran de sí mismos y se pusieran en medio de su rebaño, como Jesús, que iba al encuentro de los pobres.

Un pontificado en números
Toda su labor la ha llevado adelante con un magisterio paralelo al de sus encíclicas y cartas apostólicas: las entrevistas a periodistas. Ningún Papa había concedido tantas, y ningún Papa se había desnudado tanto ante los medios de comunicación. Sus declaraciones, casi siempre atrevidas, suscitaban pánico entre sus colaboradores de la Curia Romana, y críticas entre muchos cristianos biempensantes. Ahora bien, han servido para que el mundo, más allá de las sacristías, comprendiera la misión que se había dado al comenzar su pontificado: mostrar que Dios es amor para cada persona.
En su pontificado, Francisco ha emprendido 47 viajes internacionales, escogiendo en particular países que por tamaño o geografía han tenido un papel periférico en la historia del cristianismo y, con frecuencia, que nunca habían sido pisados por un obispo de Roma.
Sus cuatro documentos más destacados son sus encíclicas: la primera, escrita a cuatro manos con Benedicto XVI sobre la luz de la fe (Lumen Fidei), la segunda sobre el cuidado de la Creación, de claro carácter ecológico, (Laudato si), la tercera sobre «la fraternidad y amistad social» (Fratelli tutti) y la cuarta sobre el amor humano y divino del Corazón de Jesucristo (Dilexit nos).
Además, ha publicado 39 constituciones apostólicas, siete exhortaciones apostólicas, 57 documentos en forma de «motu proprio» (por decisión personal), y dos bulas papales.

Ha convocado dos años santos, el Jubileo Extraordinario de la Misericordia (8 de diciembre de 2015 al 20 de noviembre de 2016) y el Año Santo Jubilar 2025, con el que Francisco invitó a los fieles de todo el mundo a un tiempo de renovación espiritual, reconciliación y encuentro.
En su pontificado, el Papa Francisco ha beatificado a 1.541 cristianos y ha proclamado 926 santos. Ha creado 164 cardenales, que constituyen el 79 por ciento de los que participarán en el cónclave para la elección de su sucesor.

Ha hecho historia
Si su predecesor, Joseph Ratzinger, se caracterizó por ser uno los más grandes teólogos de la historia, Jorge Mario Bergoglio pasará a la historia por haber sido, ante todo, un pastor: durante más de diez años se convirtió en el párroco de la aldea global, ese mundo de las redes sociales al que supo comunicar a pesar de no tener teléfono inteligente. Un sacerdote al que se puede tutear, con el que incluso se puede no estar de acuerdo, y del que a nadie se le escapa su entrega incondicional para hacer que el Evangelio sea vida.

Una última bendición al mundo
Después de una convalecencia de más de un mes en marzo de 2025, el Santo Padre regresó a su residencia de Santa Marta para continuar su proceso de recuperación. Su débil estado de salud le había impedido participar de las celebraciones del Triduo Pascual en la Basílica Vaticano, aunque sí había preparado las diferentes homilías con que las que, sin saberlo, estaba dirigiéndose por última vez al mundo. De forma providencial, su última aparición pública fue desde el mismo balcón de la logia vaticana por el que apareció ante el mundo por vez primera, en marzo de 2013. Con un hilo de voz y visiblemente sofocado, sus últimas palabras fueron las de la bendición Urbi et Orbi del Domingo de Resurrección. A las 7:35 del lunes de Pascua, 21 de abril de 2025, el Santo Padre Francisco, primer Sucesor de Pedro llegado del Nuevo Mundo, retornaba a la Casa del Padre.

La Santa Sede aún no ha comunicado los detalles de su funeral, ni la fecha.
Especial realizado por:
Redacción:Clara González y María Rabell. Diseño: Ángel Ruiz y David Diaz.