El último viaje en papamóvil de Francisco, pocas horas antes de su muerte

En su último día en este mundo, el Papa Francisco recibió en su residencia de Santa Marta al vicepresidente de los Estados Unidos, J.D. Vance, en torno a las 11:30 horas. El encuentro, que duró unos minutos, fue una oportunidad para intercambiar «felicitaciones pascuales» entre ambos mandatarios, según reveló el Vaticano. El número dos de Donald Trump, ferviente católico, había tenido recientemente algunos desencuentros con el episcopado de su país y con el propio Vaticano, surgidos de las distintas posturas a la hora de afrontar la inmigración ilegal.

Posteriormente, el Pontífice apareció en la logia de la basílica de San Pedro para la bendición Urbi et Orbi, y pidió a sus asistentes que le llevaran a la Plaza de San Pedro, donde le aguardaban decenas de miles de fieles. Quiso hacerle pese a que, según refirieron numerosos testigos, «se encontraba extremadamente cansado».

«Queridos hermanos y hermanas, ¡Feliz Pascua!», dijo Francisco con voz ronca, lo que provocó una ovación de la multitud. Haciendo un esfuerzo por hablar, el Pontífice le pidió al maestro de las celebraciones litúrgicas pontificias, monseñor Diego Giovanni Ravelli, que leyera su mensaje de Pascua, algo que hizo a continuación.

Cuando concluyó, Francisco elevó levemente su mano para bendecir en latín a la multitud: «Que Dios Todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo, os bendiga». Acto seguido, el Papa fue transportado en el papamóvil para recorrer durante quince minutos los pasillos de una concurrida Plaza de San Pedro. Le acompañaba su enfermero personal, Massimiliano Strappetti, y una de sus secretarias. Fue su último viaje en el vehículo papal. Ya no volvería a aparecer en público. La tarde la pasó en sus dependencias, hasta la noche de su fallecimiento.