¿Y si nos viene un Papa médico?
Willem Jacobus Eijk, cardenal holandés cuya tesis doctoral dedicó a denunciar la lacra de la eutanasia, de padre protestante y madre católica, trabajó como médico antes de ordenarse sacerdote
Me llama la atención cómo los medios de comunicación han abordado el legado del Papa Francisco. De forma prácticamente unánime han obviado/censurado la defensa a ultranza de la vida que ha caracterizado su pontificado. Su valiente postura, con condenas claras del aborto y la eutanasia, le acompañó durante todo su mandato. Aunque no sea fácil escucharlo en las televisiones y radios ni leerlo en los periódicos que estos días se dedican a analizar su figura, también estuvo presente esta postura en su último mensaje Urbi et Orbi leído en la Plaza de San Pedro unas horas antes de su muerte: «¡Dios nos ha creado para la vida y quiere que la humanidad resucite! A sus ojos toda vida es preciosa, tanto la del niño en el vientre de su madre, como la del anciano o la del enfermo, considerados en un número creciente de países como personas a descartar». Me temo que estamos en este número creciente (aunque todavía muy minoritario) de estados en los que se permite la eutanasia.
¿Qué esperar de la defensa de la vida que hará el siguiente pontífice? Estoy seguro de que la seguirá realizando, pero me haría especial ilusión si la hace un médico, para más inri, uno de un país pionero en la despenalización de la eutanasia. Me refiero a Willem Jacobus Eijk, cardenal holandés (ahora se supone que hay que decir el palabro neerlandés) cuya tesis doctoral dedicó precisamente a denunciar la lacra de la eutanasia. El cardenal Eijk, de 71 años, de padre protestante y madre católica, trabajó como médico antes de ordenarse sacerdote. Como obispo, fue el primer autor del «Manual Católico de Ética Médica. Atención médica responsable desde una perspectiva católica». Publicado en 2010, este tratado analiza cómo hacer compatible la tecnología médica moderna y las crecientes opciones terapéuticas con la rectitud moral que deben buscar los profesionales de la salud católicos y todas las personas de buena voluntad.
Holanda es un país profundamente secularizado y hasta descristianizado, donde la eutanasia está banalizada y tiene vigentes unas leyes tan permisivas con el aborto que atraen a centenas de mujeres de otros países, como Bélgica, que van allí a abortar. En esta difícil situación, el cardenal Eijk ha sido una voz firme, que une las perspectivas éticas y científicas, en defensa de la vida humana desde la concepción hasta la muerte natural.
¿Qué pasará si es el futuro Papa? Pues supongo que la mayoría de los medios no harán referencia a nada de eso, se centrarán en su pasado como obispo de la diócesis de Groningen, con el lema episcopal Noli recusare labore (No rechazar el trabajo), en la hemorragia cerebral que sufrió en 2001 (qué bueno que tenga un pasado como enfermo), en su periodo como arzobispo de Utrecht desde 2007 o su creación como cardenal en 2012. Parecería que, igual que se ocultan los dramas de la eutanasia y del aborto, hay que acallar las voces de los que los condenan.
- Manuel Martínez-Sellés es el presidente del Colegio de Médicos de Madrid