Cristianos perseguidos
Saba: la niña cristiana de Pakistán que ha escapado de la conversión forzosa
El pasado año se registraron al menos 78 casos de conversiones forzosas en Pakistán, pero a diferencia de Saba, no todos lograron escapar
'Gawah', el documental que retrata la persecución a los cristianos de Pakistán
Saba, una niña pakistaní de 15 años, salió de su casa el pasado 5 de mayo a las nueve y media de la mañana para ir a limpiar otra casa y poder ayudar con los ingresos familiares. Su vecino Yasir, obrero de la construcción musulmán, la secuestró. «Mi hermana y yo habíamos pedido ropa nueva, pero mis padres no podían permitírselo. Mi madre solo trabajaba en dos casas y nosotras queríamos apoyar a nuestros padres», cuenta la joven a Ayuda a la Iglesia Necesitada.
El secuestrador, sabiendo que eran cristianas, pasó junto a las hermanas en su rickshaw –vehículo de dos ruedas tirado por una persona–, detuvo su especie de carricoche y obligó a Saba a entrar en él. «Empujó a mi hermana mayor y me metió por la fuerza en el rickshaw. Me puso en la cara un pañuelo empapado en algún producto químico».
Cuando despertó estaba en Gujrat, a 209 kilómetros de Faisalabad, donde la menor vivía con su familia. «Le supliqué que me dejara volver con mis padres e incluso dejé de comer durante unos días, pero no cedió», recuerda.
Poco tiempo después, la Policía avisó a su padre, Nadeem Masih, que trabaja como empleado de limpieza, de que su hija se había casado con Yasir. El agente comunicó a la familia de que todo lo que podían hacer era esperar a que llegara el contrato de matrimonio islámico, que aunque permite que el hombre musulmán pueda casarse con mujeres cristianas o judías, aparte de musulmanas, para niñas como Saba el acuerdo lleva implícito la conversión forzosa al Islam. En cambio, según las condiciones que establece el Corán para que un matrimonio tenga lugar, las mujeres solo pueden casarse con musulmanes.
En busca de ayuda y esperanza, los parientes católicos de Masih, que es protestante, le llevaron a la oficina diocesana de Faisalabad de la Comisión Nacional de Justicia y Paz de Pakistán, que lleva el obispado. Allí pudieron documentar su caso y lo enviaron a la oficina central de la comisión en Lahore.
El pasado 29 de mayo, el padre de Saba recibió una llamada de un pariente del secuestrador diciéndole que su hija había sido abandonada cerca de un parque frente a una comisaría de Policía de la ciudad. «Me llevé conmigo a tres amigos cristianos de refuerzo para recuperar a mi hija. Ahora, estamos a la espera del informe médico de la Policía», cuenta Masih.
El director diocesano de la oficina de Justicia y Paz, Khalid Rashid, exige la detención del secuestrador: «Yasir vivía en la casa de al lado y Saba solía llamarlo tío. Su mujer, que afirma que se ha casado tres veces, ha accedido a prestar declaración policial contra él».
Los cristianos son una minoría en Pakistán, solo representan un 1,9 % de la población, en comparación con el 96,4 % de musulmanes. Junto con los hindúes de castas más bajas, los cristianos son obligados a convertirse por la fuerza al Islam. En el año 2021 se registraron un total de 78 casos como el de Saba, aunque la Ley de Restricción del Matrimonio Infantil de 1929 establece que las menores de 16 no pueden casarse. En el caso de los niños, esta edad aumenta hasta los 18.
Los matrimonios forzosos infantiles son un delito punible, pero la norma es ignorada al igual que sus límites. El presidente de la Comisión para los Derechos Humanos de Pakistán, Asad Iqbal Butt, reconoció que el número de niñas víctimas de matrimonios y conversiones forzadas se ha duplicado desde 2018 y llega ya a 2000 al año, aunque sus padres muchas veces no lo denuncien a las autoridades por miedo.