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Patxi Bronchalo

Mentiras de la ley trans

La verdad es que hay una avalancha de problemas de salud mental en los jóvenes. ¿Y saben ustedes qué están haciendo los defensores de la ideología de género con estos chicos y chicas tan vulnerables y rotos?

Hay personas que me han dicho que me gusta meterme en charcos. La verdad es que no me gusta, pero alguien tiene que hacerlo, ¿no les parece? Vamos a decir una serie de verdades que no se dicen sobre la llamada ley trans que permitirá operaciones de cambio de sexo a menores a partir de los catorce años con acompañamiento de sus padres, y a las de dieciséis sin dicho acompañamiento, además que no requerirá ningún informe médico de ningún tipo para ello, basta que se pida. ¿Les parece poca edad? Pues hay que decir que algunos colectivos LGTBI están descontentos ya que pedían que se situara la edad para las operaciones de cambios de sexo y las terapias hormonales en los doce años.

Tristemente no se ha escuchado, ni se quiere escuchar, a los profesionales de la salud que están diciendo que es una locura viendo las consecuencias que ya hay en las plantas de psiquiatría de los hospitales. Algunos psiquiatras valientes ya han alzado la voz que les han negado. Tampoco se ha escuchado, ni se quiere escuchar, a las familias afectadas que cuentan las historias de cómo sus hijos han quedado destrozados y con la vida rota después de someterse a este tipo de procesos siendo ya mayores de edad.

La verdad es que hay una avalancha de problemas de salud mental en los jóvenes. ¿Y saben ustedes qué están haciendo los defensores de la ideología de género con estos chicos y chicas tan vulnerables y rotos? Les están diciendo que la culpa de todos sus males es que están atrapados en el cuerpo equivocado, una gran mentira, porque nadie nace en un cuerpo equivocado. Les están diciendo que tienen que cambiar lo que son por naturaleza haciéndose una violencia tremenda a su cuerpo y a su mente. Carnicería amputatoria. Bombas hormonales.

Mi experiencia en el conocimiento y acompañamiento de jóvenes que sufren lo que hoy llaman disforia de género, es decir, incomodidad y angustia hacia su propio cuerpo, es que debajo hay chicos y chicas rotos y con profundas heridas emocionales que vienen causadas cuando ha habido experiencias traumáticas que han producido carencias en alguna de las tres necesidades básicas: que toda persona tiene: protección, afecto y seguridad. Debajo de estos chicos lo que siempre hay no es la no aceptación de su cuerpo. Eso es una manifestación de algo mucho más profundo: separaciones traumáticas de los padres, abusos psicológicos y sexuales de personas del entorno cercano, bullying en el colegio o en el instituto. Es muy duro.

Esta ley está mintiendo a los jóvenes. No les está dando una ayuda adecuada a sus verdaderos sufrimientos. Dicho sufrimiento seguirá ahí después de mutilar y hormonar su cuerpo. Y ya no habrá retorno. Es irónico ver como los que no soportan la fidelidad y el compromiso para siempre, tanto de los matrimonios como de los sacerdotes, empujan con sus ideologías a los jóvenes a tomar decisiones irreversibles y para siempre. El mal es así.

Mientras tanto sigue habiendo muchos jóvenes que se sienten solos, tristes, con ansiedad, a los que se les vende que lo mejor que pueden hacer es ir contra ellos mismos en una continua huida hacia adelante en la que nunca les ayudan a aceptar y afrontar sus sufrimientos reales. Jóvenes confusos y rotos guiados por modelos de adultos más confusos y rotos que no hacen sino proyectar sus traumas y frustraciones sobre los menores y animarles a emprender un camino sin retorno. Es de locos. Jóvenes arrastrados por algo que hoy es moda, que ven normalizado en series y películas, que asimilan mediante la propaganda de las noticias ideologizadas de turno. Jóvenes a los que se presenta este asunto como una gran lucha y conquista social para un país en el que no hay libertad, lo cual me parece una bobada. Los jóvenes siempre quieren metas y cosas grandes por los que ilusionarse y luchar, y les presentan esto como el gran ideal de nuestro tiempo.

¿Y hechos los procesos que queda? Medicinas de por vida, daños psicológicos, vacío y algunos con secuelas psicológicas que les llevarán a ingresos hospitalarios y tristemente al suicidio. Estaría bien que diesen más datos sobre estos asuntos. Esto quiere normalizar la ley trans, y encima, si nos atrevemos a decir que es una locura resulta que somos unos homófobos. Pues vaya.

La paz.