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Patxi Bronchalo

Aborto no es libertad

La cuestión más importante no es si hay o no libertad para hacer algo sino de si las cosas son buenas o no

Si algo ha quedado claro estos días es que a muchos les molesta lo de escuchar el latido del corazón del no nacido. Es claro que esto es porque, por mucho que quieran negarlo, ese latido nos pone a todos en la verdad: que la mujer embarazada lleva un ser humano dentro y que el aborto es acabar con su vida. La cuestión de que la vida humana comienza con la concepción no es una cuestión moral o religiosa sino una evidencia biológica. Hay quien dice que estar en contra del aborto es una cuestión de fanatismo religioso para desviar la atención y justificar esta terrible práctica, pero en el fondo todo el mundo sabe que con ella se termina con una vida humana y que el hecho de escuchar el latido del feto lo evidencia aún más. Eso les incomoda.

Estos días se ha escuchado hablar a los más moderaditos, tibios y equidistantes defender que el aborto es una cuestión de la libertad de cada uno, lo cual me parece un discurso erróneo porque sitúa a la libertad como un diosecillo que está por encima del bien y del mal. Es el relativismo buenista del mundo que ha dado la espalda al Dios crucificado en el Calvario.

La cuestión más importante no es si hay o no libertad para hacer algo sino de si las cosas son buenas o no lo son. También cada uno tiene libertad para consumir heroína y no por eso es moralmente bueno que se legalice su venta en los supermercados. Podrán decirnos que somos libres para consumir heroína, incluso que llegue un día en que una ley lo apruebe, pero eso no significa que eso esté bien y sea bueno para las personas. El hecho de que una mayoría de personas defienda algo o que una ley lo apruebe no significa que ese algo sea lícito porque las cosas no son buenas por el hecho de que puedan hacerse. Creo y defiendo la libertad de la mujer y del hombre, pero tengo a la vez el convencimiento de que la libertad solo se da auténticamente cuando vivimos en la verdad de las cosas.

La verdad es que si en el momento de la concepción hay embarazo no es correcto apelar a la libertad para justificar que se cometa un aborto porque también el no nacido es libre. La independencia del hombre y de la mujer deja de ser tal en el momento en el que hay una nueva vida que depende totalmente de ellos. Esto puede ser doloroso de escuchar, de acuerdo, pero es lo cierto. La libertad se corrompe cuando se utiliza para algo contrario a la verdad y dañino para la vida de otra persona. Llamar al aborto progreso social es como decir que robar bancos es una ayuda a la economía o que prohibir los libros es mejorar la educación.

Vemos como muchas veces los hombres se desentienden, dejando solas a las mujeres o empujándolas a abortar, la experiencia me dice que hay bastantes chicas que no piensan abortar pero lo hacen porque se ven solas, ni el padre ni su propia familia les apoyan. Por eso evitar el aborto y ayudar a las mujeres es salvar las dos vidas. De nada sirve hablar sobre lo mala que es esta práctica si luego no estamos dispuestos a acompañarlas y ayudarlas en sus dificultades. Ayudar a la mujer no es usarla como un objeto de placer, usando el aborto como comodín; defender a la mujer no es empujarla a abortar diciéndole que esa decisión no tendrá consecuencias; liberar a la mujer no es dejarla sola cuando el niño nazca.