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mañana es domingoJesús Higueras

«Jesús fue tentado por el diablo»

Sabemos muy bien que el ser humano no puede hacer cualquier cosa a cualquier precio, pues en el momento en el que vende su alma pierde su identidad y rompe con Dios

Cuando el Maestro enseñó a rezar a sus discípulos con la oración del Padrenuestro no dijo «quítanos la tentación», sino que no nos dejará de su mano cuando ésta llegase. Todos hemos de ser tentados, pues el ejercicio de la libertad nos lleva a tomar decisiones sobre cómo afrontar los retos de la vida, con un principio moral inexcusable: el fin nunca justifica los medios. Por eso a Jesús el demonio, que es «el padre de la mentira», le invita a hacer cosas buenas mediante un mal uso de sus cualidades y capacidades y así conseguir cosas satisfactorias que estaban a su alcance. Pero sabemos muy bien que el ser humano no puede hacer cualquier cosa a cualquier precio, pues en el momento en el que vende su alma pierde su identidad y rompe con Dios, pues ha despreciado a su creador sirviéndose de las cosas creadas para el egoísmo y no para el amor. Esto no es algo puramente especulativo, pues cada día leemos en las noticias como la corrupción, la falta de ética profesional o el abandono de los deberes morales pervierten una sociedad en la que aparentemente todo vale, aunque para ello haya que eliminar vidas indefensas o violentar los derechos más básicos de la familia y la sociedad. Pero no nos equivoquemos acusando a los de alrededor: también nosotros cada día podemos caer en la tentación de lo fácil, de los más cómodo o en utilizar a los demás para mis propios fines sin tener en cuenta sus intereses. ¡Que fácil es gritar en casa en lugar de guardar silencio y esperar¡ ¡Qué fácil es criticar o acusar cuando Cristo nos pide la caridad incluso con los que nos hieren¡ Hemos de ser consciente que el tiempo de Cuaresma es una ocasión especial para hacer un ejercicio de honestidad, reconocer cuáles son nuestras tentaciones más frecuentes y pedir a Dios la Gracia para no caer en ellas, pues al final de nuestra vida, por muy buenas intenciones que tengamos, si hemos herido a los demás o hemos buscado sobre todas las cosas nuestro interés personal terminaremos con un corazón empequeñecido incapaz de recibir el gozo del amor en la eternidad. Seamos conscientes que las prácticas cuaresmales son un medio para aprender a dominar nuestro afán de autosuficiencia, agradecer los dones que recibimos de Dios y regalar a manos llenas los regalos que Dios nos ha ido dando a lo largo de nuestra vida. Cada uno tiene que decidir quién quiere ser y cómo quiere llevarlo a cabo.