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Iglesia en la que trabajó Mariano Caballero

Mártires de Sevilla

Mariano Caballero: el hombre que vio su iglesia en llamas

En todo momento mostró entereza y resignación, manteniendo su fe hasta el último día. Fue enterrado en el cementerio de Huelva

Nació el 28 de octubre de 1895 en Alájar, Huelva y fue bautizado dos días más tarde en la iglesia parroquial de san Marcos Evangelista. Con solo 23 años solicitó su ingreso en el Seminario de Sevilla como alumno interno. Ya había cursado los estudios de latinidad y filosofía en el Seminario General y Pontificio de Comillas donde, según un certificado que adjuntaba, había tenido una buena conducta moral, religiosa y disciplinaria.

Con 29 años fue nombrado ecónomo de la parroquia de san Antonio Abad de Carboneras y capellán de las religiosas dominicas de Aracena. Más tarde fue asignado a la parroquia de san Juan Bautista de Linares de la Sierra. Allí sufrió unas dolencias gástricas que le hacían ausentarse durante largos periodos de tiempo. Debido a esto solicitó un traslado, a lo que accedió el cardenal Ilundain. Su ultimo cargo fue en la parroquia de san Pedro, también en Huelva.

Iglesia de san Pedro en Huelva

Ambiente antirreligioso radical

En la ciudad de Huelva se respiraba un ambiente muy hostil hacia la religión. En 1931 se produjeron varios incendios de templos religiosos en Madrid, Barcelona, Málaga y Sevilla. Estos acontecimientos tuvieron en vilo al entonces arcipreste de Huelva, quien por prudencia, ordenó el abandono de algunas residencias religiosas.

Fue en julio del 1936 cuando numerosos edificios religiosos fueron saqueados y quemados. Templos y conventos eran el objetivo en la ciudad de Huelva y pueblos cercanos como Trigueros, Cartaya y otros.

La parroquia reducida a cenizas

El 21 de julio del 1936 la parroquia de san Pedro fue saqueada y quemada. Los violentos buscaron al padre Caballero Rubio en su residencia, pero este se había marchado a refugiarse con una familia en Punta Umbría. Finalmente fue detenido y llevado al muelle de Huelva para subir a una lancha y ser trasladado a prisión.

De la muchedumbre, salió un joven de pocos años y le propinó dos tiros por la espalda. Fue llevado al hospital donde murió como consecuencia de la hemorragia producida por los disparos. En todo momento mostró entereza y resignación, manteniendo su fe hasta el último día. Fue enterrado en el cementerio de Huelva.