Muere el «ángel de los leprosos» tras 37 años de servicio en África
La religiosa brasileña María José Carregosa ejerció como enfermera en Camerún desde 1987, entregando su vida a los afectados por esta enfermedad
En su comunidad en Ebolowa a causa de una grave enfermedad que padeció durante meses, el 11 de abril fallecía sor María José Carregosa. Esta religiosa brasileña de 70 años dedicó toda su vida a los más frágiles y al apostolado. Ha sido enterrada en su comunidad, donde se sitúa un santuario dedicado a la Fundadora Santa Rosa.
La miembro de las Maestras Pías Venerinas llegó a Camerún en 1987, donde pudo ejercer su formación de enfermería. Junto con sor María José llegó la hermana María Testa a la ciudad sureña de Ebolowa. Allí se encontraron con muchas personas que padecían la lepra. Esta religiosa ha relatado a Vatican News cómo lo que le escuchaban a Carregosa cuando se juntaba con el resto de las religiosas les «impresionaba de verdad», porque había «casos realmente dolorosos».
Entregada a los descartados
«Nunca se preocupó por las consecuencias, a pesar del peligro, la fatiga y el sacrificio», ha apuntado la hermana. Sor María José se encargaba con sumo cuidado de las heridas y el dolor tanto de los enfermos de la leprosería de la ciudad, como de los que sufrían otras patologías en los pueblos cercanos.
Además de su labor de enfermera, ejerció un trabajo social, mostrando la realidad de la lepra a los jóvenes de la región. El siguiente paso lo dieron ellos, quienes se ofrecieron a acompañar durante las misas a los leprosos. Cuenta la hermana Testa que, incluso, intercambiaron «el signo de la paz, algo que nunca se había hecho antes».
El milagro que causó una canonización
En aquella casa se les daba a los enfermos un entorno digno en el que vivir y afrontar sus dolencias, ayudados de muchos voluntarios. Gracias a sus proyectos educativos y sociales, muchos se les unieron en esta ardua tarea. Una de ellas fue la de una oración comunitaria en la leprosería de Ngalan, cuya intención era la de pedir la intercesión de la fundadora, la monja italiana Rosa Venerini para la curación de un niño. El milagro ocurrió, siendo el segundo necesario para hacerla santa. Benedicto XVI fue el papa que la canonizó en el año 2006.
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Su extraordinaria labor también la llevó a organizar el Día Mundial de la Lepra, en el que cualquiera podía acercarse a la leprosería, llevando regalos, comida y ropa. Igualmente, los leprosos de los pueblos de alrededor se unían para tener una gran fiesta.
Sor María José es recordada por sus hermanas como una mujer incansable que «no se dejaba impresionar» por el dolor. Con su sonrisa y su fervor misionero, animado por el Evangelio, fue capaz de enamorarse de los descartados de la sociedad.