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Belén Perales con una estampa de san Juan Pablo II

Entrevista | Youtuber

Belén Perales: «En mi canal de YouTube nos reunimos 500.000 personas para rezar el rosario»

La plataforma le acaba de otorgar el Botón de Plata como creadora viral por superar el medio millón de suscriptores en su canal Elrosariodelas11pm

Su historia es tan sorprendente que parece sacada de una novela o, más propiamente, del script de un vídeo viral. Desde los 13 a los 48 años, Belén Perales se declaraba furiosamente atea, y encadenó una exitosa carrera profesional con una incontable lista de malas decisiones: promiscuidad, dependencias afectivas, desorden emocional… Sin embargo, una conversión tumbativa durante un viaje a Roma iba a cambiar su guion para siempre.

Hoy, 11 años después de su conversión, YouTube ha reconocido el éxito de su canal Elrosariodelas11pm, donde habla explícitamente de Dios a través de la oración y del testimonio de personas anónimas.

–Acaba de superar los 500.000 seguidores en YouTube, que ya le otorgó su Botón de Plata como creadora viral. Para quien no lo conozca aún, ¿qué es el Rosariodelas11pm?

–Es un canal de YouTube, pero es sobre todo un punto de encuentro para rezar y compartir historias. Lo más importante es que es un canal de evangelización que nace para rescatar almas; para recoger gente que estaba fuera del camino y llevarles hacia Dios, a través de la Iglesia. Esa ha sido mi meta con el canal, porque es lo que yo misma le prometí a Jesús cuando volví a la Iglesia: dedicarle mi vida, estar en su equipo, rescatar a gente para que vuelvan a Él, como me pasó a mí.

–El canal «explotó» durante la pandemia. Ahora ya ha superado los 87 millones de visualizaciones, y subiendo. ¿Cuáles son las razones de semejante éxito?

–El secreto, sin duda, es la ayuda del cielo. Hay guiños muy bonitos. Por ejemplo, el día que llegamos a 10.000, que es la cifra más complicada de alcanzar, fue justo el día de la Virgen del Pilar. A nivel humano, el secreto es la perseverancia. Como todo, el éxito es el resultado del trabajo y la constancia, moviéndote hacia una meta clara. Pero, ante todo, el secreto es tener claro que si la Virgen no quiere, esto no tira. Para que un medio de evangelización funcione, tiene que haber antes voluntad del cielo.

–Hoy en YouTube, como en todas las redes, la competencia por la atención es feroz y cada vez hay vídeos mejor producidos…

–Cuando comencé no tenía ni micrófono, ni sabía cómo hacer las cosas. Sin embargo, puedes hacer algo perfecto técnicamente y que no funcione. Los videos más vistos del canal no son los de mejor calidad. Tienes que estar atento a lo que te da más frutos, a lo que atrae más almas al Señor, y eso es lo que tienes que priorizar. De todos modos, más que una cámara o pensar mucho sobre temas técnicos, lo realmente importante en un canal como el mío es dar importancia a la oración, para que el canal atraiga a la persona que necesite rezar. Eso es lo que le pido a la Virgen: que traiga a personas que no tengan con quien rezar el rosario. Yo nunca voy a competir con otros a nivel técnico, ni como persona carismática. Este canal va de llegar a la gente de manera humilde, contando historias de muchas personas.

–Pero hacer evangelización online, ¿no es un modo de «alimentar» a la bestia de las redes, donde muchas personas pierden su tiempo y engordan su ego?

–Los católicos debemos tener presencia en todos lados. El cristiano no se encierra, y vivimos en el mundo que nos ha tocado vivir. Gracias a canales como el nuestro, cada vez hay más visualizaciones de videos católicos, y hay personas están buscando otra cosa y justo ven el vídeo que necesitaban. Cuando voy a reuniones de YouTube España, veo más proyectos católicos. Y le pido a la Virgen que traiga a más personas que necesiten escuchar el mensaje que damos. Pero deberíamos ser cada vez más los creadores de contenido, para evangelizar cada vez más en las redes. Tenemos que salir al mundo con la alegría de ese sí que hemos dado a Cristo.

–Aunque su canal tiene muchas más visualizaciones que otros medios religiosos tradicionales, algunos periodistas e influencers parecen mirarla por encima del hombro. ¿Esto le duele, le importa, le alienta…?

– Eso es verdad, pero no es malo. Al mismo Señor se le miraba como «el hijo del carpintero», así que yo no voy a ser más. Duele un poco, pero el Señor hace las cosas como Él considera mejor. Y lo único que Él quiere es que seamos apóstoles. Ese guante yo lo he recogido y Él cuenta con mi «sí». Sé que El Rosariodelas11pm no es un canal dónde estén los más famosos, pero no me importa. Estoy agradecida, porque además nos han dado el premio de la revista Misión y el Premio Famiplay. Lo importante del canal no soy yo: es la Virgen, es la oración, son los testimonios. Yo solo soy la secretaria, nada más que eso.

–A veces en la Iglesia sobreabunda la buena voluntad, pero falta profesionalidad. ¿De qué talentos profesionales cree que se sirve la Virgen para esta tarea evangelizadora?

–Dios nos pone los talentos para ayudarle en la misión. Yo, como empresaria, siempre he sido emprendedora e intuitiva, porque veo la intuición como el Espíritu Santo soplando a tu oído. En mitad de este camino, me puse a regalar rosarios con una tarjeta del canal, para que la gente rezara. Ya he repartido 10.000 rosarios por todo el mundo, incluso en las cárceles. Pero es algo que también he podido ligar a la visión empresarial, porque mucha gente me preguntaba por qué no entregaba solo el rosario, sin la tarjeta. Y yo me mantuve, porque era un modo de unir una acción de marketing para promocionar el canal, con la difusión del rosario, que es un regalo que nos da la Madre. Además, doy mucho valor al trabajo en equipo. Tanto en el trabajo, como para crear una buena estructura de evangelización, hay que tener gente que colabore contigo. Hoy cuento con Alba, que se encarga de los testimonios, y con Maica, una diseñadora gráfica maravillosa. Y le pido a la Virgen que apunte a más personas al proyecto, también para apoyarnos con la oración.

–Emite en directo el rezo del rosario, cada día a las 11 de la noche; crea contenidos de actualidad y, sobre todo, difunde testimonios. ¿Por qué le da tanta importancia a las historias para transmitir la fe?

–La Iglesia se perpetúa a través del testimonio. Cuando resucita Jesús, lo primero que hacen los discípulos es ir a contarlo con el corazón lleno de fuego. Así empieza el apostolado. Todos los católicos estamos llamados a testimoniar nuestra fe, porque todos estamos aquí por el testimonio de alguien: un amigo, un familiar... Con la fuerza de esas historias se transmite la fe. Es como una cerilla encendida, que se pone al lado de otra y la prende. Una historia te deja con la inquietud de saber más, incluso si estás alejado. Por mi experiencia sé que, cuando te conviertes, parece que eso te ha pasado solo a ti. Y al ver historias de conversión, eres consciente de que no estás solo. Además, hay «muchos Pentecostés» con los videos, porque a través de estos testimonios, nos escriben personas que se han convertido a través del rezo del rosario.

–Ya que estamos hablando de testimonios, no puedo dejar de preguntarle cómo fue su vuelta a la fe…

–De pequeña era católica, «como todo el mundo». Pero a los 14 años salí de la Iglesia y dejé de ir a misa. Fue un proceso con muchas heridas emocionales. En esta etapa me declaraba atea y estuve así hasta los 48 años, con mucha búsqueda por llenar ese hueco afectivo que solo llena Dios. Tuve muchas relaciones sentimentales, matrimonios... No me encontraba satisfecha, ni realizada, ni tampoco amada. En esos años me dediqué mucho a trabajar y a mis tres hijas. Para mí, el trabajo era lo más importante.

–¿Y qué pasó?

–Durante un crucero, fuimos a Roma por insistencia de una de mis hijas. Yo entré en el Vaticano muy enfadada, y decidí que, cuando volviese a Madrid, iba a sacar a mis hijas del colegio católico al que las llevaba. Mientras hacía fotos dentro de la basílica, sentí que «algo» me llenaba de amor, como una fuerza que entraba desde mi cabeza. Empezaron a salir lágrimas de mis ojos sin que estuviera llorando. Al bajar la cámara, vi que estaba ante la tumba de san Juan Pablo II, y de repente les dije a mis hijas que rezáramos. ¡Cuando llevaba sin rezar desde los 13 años! Caí de rodillas, las lágrimas seguían brotando y tuve, por así decir, una iluminación de conciencia que me hizo darme cuenta de que estaba en pecado mortal. Ahí fui consciente de la existencia de Dios de una manera clarísima y contundente. Sin embargo, salí con la idea de que no podría volver a la Iglesia por todo lo que había hecho… porque no conocía la misericordia de Dios.

–Y, sin embargo, volvió a casa…

–Durante un año, no hubo nada ni nadie que me empujara a los sacramentos, y tampoco conocía a ningún sacerdote. Fue una especie de purgatorio horrible, por saber que Dios existe y que, sin embargo, yo no podía ir al cielo, que no sabía cómo volver a casa. Finalmente, me acerqué un día a mi parroquia. Me confesé y pude volver a comulgar. Aún recuerdo esa primera confesión con una emoción inmensa. Volví a los sacramentos después de 35 años, y le prometí al Señor que le iba a pagar su bondad con mi vida y con mi apostolado. Yo me preguntaba cómo era posible que, estando rodeada de católicos toda mi vida, nadie me hubiera evangelizado. En ese momento, le prometí a Jesús que iba a agradecerle mi vuelta a la Iglesia católica, que es una Madre, dándole lo más valioso que tenía: mi tiempo. Y el canal es fruto de esa promesa.

–Hoy es empresaria, tiene 3 hijas y no vive de las redes. ¿De dónde saca el tiempo?

–Del ocio y de olvidarme de mí misma. Siempre he pensado que para seguir a Cristo tienes que morir a ti, olvidarte de tus apetencias. Un día me dijeron que estos proyectos están pensados desde la eternidad. Solo hacen falta personas dispuestas a dar el sí. Pero debe ser un sí grande y sin condiciones, porque lo que te toca hacer no siempre te apetece. Y aunque si Dios te encomienda una tarea, también te da una serie de talentos para llevarla a cabo, hay que buscar ayuda. Cuando el canal llegó a los 1.000 seguidores, pensé que tenía que profesionalizarlo. Y como soy empresaria, sé como vender y cómo presentarlo. Así que encargué el logo a un profesional y empecé a grabar testimonios. Hoy tengo un equipo que me ayuda. Pero, en realidad, a mí los vídeos me los montan «desde arriba»: mi único mérito es el abandono.

– ¿A qué se refiere?

–Te pongo dos ejemplos: Grilex, un joven rapero católico que hoy se llama Estenez, me dijo de grabar su testimonio. Yo en ese momento no tenía equipo para grabarlo, y en misa le pedí al Señor que me dijese cómo podría hacerlo. Al salir, me llegó el mensaje de un amigo para decirme que si tenía un testimonio que grabar, podía grabarlo él. En otra ocasión quise grabar una serie de testimonios, pero necesitaba dinero para pagar al cámara. Entonces, una chica que había conocido en Garabandal me escribió y me dijo que aquella noche, mientras ella estaba en adoración, había entendido que Jesús le pedía que me ayudase, porque iba a montar un canal de evangelización como el de Madre Angélica, la fundadora de EWTN. Y me hizo una transferencia del importe exacto del precio del cámara para grabar los cuatro testimonios. El CEO es el Señor y el resto somos los vendimiadores.

– ¿Qué historias le llegan de quienes han llegado hasta el canal?

–Hay personas que se han bautizado tras iniciar un proceso de conversión, que han vuelto a la parroquia, enfermos que han vuelto a la fe, personas que están entregando su vida a la oración de manera impactante… Todos los días el Señor toca corazones.

– Y a usted, ¿qué le aporta?

–Sentirme útil para el Señor y para la Iglesia. Me gusta servir y me siento muy feliz al hacer algo por la Iglesia, que tanto me ha ayudado a mí. Para mí es un honor desarrollar un proyecto que ayuda a la gente, y me siento honrada de participar en la evangelización. Desde mi conversión en 2012 y hasta que me incorporé a la parroquia en 2014, pasé por una travesía en el desierto, así que sé muy bien qué se siente cuando no te ves digno de volver a la Iglesia. Pero Cristo está siempre esperándonos para darnos la felicidad. Yo doy gracias al Señor todos los días por la misión.

– En este camino, ¿ha habido ataques del Enemigo para desanimarla?

–Prácticamente todos los días. En estos años he pasado por muchas fases. Al principio, cuando empiezas a tener haters, te entra un bajón y te desanimas, porque mantienes parte de tu ego. Pero cuando eso me empezó a afectar, pensé que al Señor y a los discípulos ya les habían llamado de todo. Cuando te metes en algo de Dios, el enemigo siempre se revuelve. He tenido tentaciones por falta de tiempo, por estancamiento… Pero el alma también necesita entrenarse en voluntad y perseverancia. Uno tiene que saber que cuando estás más flojo, el demonio se intenta imponer. Por eso para mí es muy importante la Eucaristía diaria: sin ella me es muy complicada la perseverancia y el deseo de hacer la voluntad de Dios. También la confesión frecuente, la formación, el rezo del rosario, la adoración al Santísimo y la oración personal para escuchar al Señor y saber qué quiere que haga.

–¿Cómo quiere terminar esta entrevista?

–Diciendo que es importantísimo que los católicos tomemos conciencia de que todos estamos llamados a la evangelización. Esto no es para unos cuantos elegidos: todos los católicos estamos llamados a la evangelización. Si te sientes llamado a una misión grande y estás dispuesto a dar un Sí grande, pídele al Señor que te dé tus credenciales. El Señor necesita apóstoles para que el mensaje de la Iglesia se perpetúe con el testimonio vivo de cada uno de nosotros. No vamos solos a evangelizar, sino que Cristo está siempre a nuestro lado, en la Iglesia. El Espíritu Santo se sirve de nosotros para llegar a otros. Por eso animo a todos a que se pongan en camino para hacer arder el mundo. No podemos estar en la queja constante, estamos en un momento muy bonito de la historia. ¡El Señor nos necesita!