Pilar González Casado, primera catedrática de Literatura Árabe Cristiana
«Jesús es el único personaje del Corán que es nombrado como hijo de mujer»
La profesora de la Universidad Eclesiástica San Dámaso es la primera y única catedrática de Literatura Árabe Cristiana del mundo, materia que lleva estudiando unos 25 años
Pilar González Casado habla árabe y conoce el copto, el siriaco y, por supuesto, el español. La madrileña es la primera y única catedrática de Literatura Árabe Cristiana del mundo, materia que lleva estudiando unos 25 años. Su día a día transcurre entre los documentos que atestiguan el paso por Próximo Oriente de los cristianos que se arabizaron (que no islamizaron). En esta entrevista, la experta aborda los primeros ejemplos de esta literatura, de la relación de los cristianos árabes con el Corán, de la figura de Jesús que aparece en las suras coránicas y de las principales coincidencias y diferencias entre los textos cristianos y los islámicos.
–Puede parecer contradictorio sumar en una misma frase árabe y cristiana: ¿qué es la literatura árabe cristiana?
–Puede parecerlo, pero es por una identificación falsa. Hay muchas cosas que son islámicas, pero no son árabes, como puede ser parte de la literatura que está escrita en persa o en turco y que trata temas propiamente islámicos. También hay una parte de cultura que está escrita en árabe y no es islámica, como es el caso de la literatura árabe cristiana, la que producen aquellas comunidades cristianas que en principio eran nestorianas y monofisitas que estaban en esas tierras que poco a poco se arabizan y no se islamizan. Continúan con su confesión religiosa que es el cristianismo, pero abandonan las lenguas en las que escribían y en las que se expresaban, como eran el griego, el copto, el siríaco y utilizan el árabe, y por tanto hay una literatura árabe cristiana.
–¿Qué autor hay que leer para iniciarse en la materia?
–La época de oro es especialmente a partir de finales del siglo VIII hasta mediados del siglo XIII, principios del XIV. Habría que leer autores que se les denomina por su confesión religiosa melquitas, pero en realidad escribían en griego: procedentes de la iglesia bizantina que se arabizan. Uno de ellos es Abu Qurra, que tiene un gran debate indirecto con el islam y con el desafío que supone la llegada del islam con sus dogmas para la identidad cristiana. Entre los jacobitas, se puede leer a Yahya ben Adi, un teólogo y filósofo, parecido a lo que es santo Tomás de Aquino en Occidente. También un nestoriano, de Basora, llamado Ammar Al-Basri, pero siempre en diálogo y debate con el islam.
–Los primeros cristianos manejaban el arameo, la lengua de Jesús, y pronto se pasan al griego y al latín. ¿Desde qué siglo se conserva literatura árabe cristiana?
–La primera documentación escrita que conservamos de un texto tan importante para los cristianos como puede ser el Evangelio, no se puede retrotraer más del siglo IX. Que tengamos estos documentos más antiguos, fechados o datados en el IX, no quiere decir que no hubiera anteriores, porque no son copias autógrafas, sino que son copias de otros textos que ya existen y que hemos perdido. La primera documentación escrita de lo que sería el árabe es el texto del Corán, a finales del siglo VII. Hay un texto que se conserva en el fondo del monasterio de Santa Catalina del Sinaí, que es una apología del cristianismo, en el que se conservan pasajes enteros del Corán en árabe, con lo cual quiere decir que los cristianos lo conocían. Muy probablemente esa literatura apologética comienza a escribirse en árabe por parte de los cristianos cuando el Corán ya estaba escrito y difundido en árabe. Como respuesta a lo que se dice en el texto, los cristianos comienzan a hacer esa literatura fundamentalmente apologética.
–En España, de la época de las tres culturas, ¿se conserva algún ejemplo destacado de esta literatura?
–Es una literatura que también se está estudiando ahora. Lo más llamativo son las traducciones que hay también de los evangelios y una traducción también del Salterio. Hay dos autores bastante conocidos que son Ishaq ibn Belasq y Albar ibn Al-quti, hijo del godo, a los que se atribuyen estas traducciones, especialmente de la Biblia al árabe, de partes de la Biblia.
–Hablemos del Corán, ¿existe un trasfondo común con la Biblia? ¿O cuáles son las principales coincidencias entre ambos textos?
–Existen puntos comunes entre el Corán y la Biblia, pero más concretamente entre la literatura que genera la Biblia, la exégesis, la literatura litúrgica a partir de los textos bíblicos, y el Corán. Otro bloque muy importante sería con la literatura apócrifa, tanto la judía como la cristiana. El Corán como obra literaria nace en el contexto de la antigüedad tardía, en un contexto en el que en la península arábiga había presencia de judíos y había presencia de cristianos, especialmente de misioneros y monjes cristianos. Entonces el profeta del islam, Mahoma, tiene contactos con esos monjes y conoce sus predicaciones.
–¿Quién es Jesús en el Corán?
–El Corán ofrece un Jesús caracterizado como un profeta, que su misión principal es ser el anunciador, el antecesor del profeta Mahoma. Después de Jesús, el siguiente en la cadena de la profecía sería Mahoma. En cuanto a la Virgen María, aparece como la madre de Jesús, aparece su concepción virginal, pero entendida de un modo distinto a como luego la va a entender la teología cristiana. En ningún momento aparece José como su esposo, ni tampoco aparece la ciudad de Belén. Son figuras comunes pero el perfil y la función que tienen es distinta.
La crucifixión en el Corán es aparente, no llega a producirse. Antes de que Jesús muera es arrebatado por Dios al cielo. A quien crucifican, no está muy claro tampoco, es una apariencia de Jesús, alguien que se le parece o algo que se le parece. Esto a veces ha sido interpretado como un resto de una herejía cristiana, aunque a veces el texto es un poco oscuro, pero en el contexto coránico no tiene precisamente ese sentido. Lo que sucede es que en el Corán todos los profetas tienen una carrera exitosa. Es una prueba de la veracidad de su misión. Entonces, un profeta como Jesús, que es el antecesor de Mahoma, si hubiera fracasado, implicaría también que la misión de Mahoma no era verdadera. Dios cuida a sus amigos, como dice el Corán, y entonces impide que los judíos maten a Jesús. Si no hay crucifixión, tampoco hay resurrección.
El Jesús del Corán tampoco es hijo de Dios, es solamente hijo de María, como dice el propio Corán. Es de los pocos personajes de los que se habla y se dice su nombre, se le llama hijo de María. Normalmente en árabe lo que sería nuestro apellido en Occidente siempre es el hijo del padre. Por un lado, implica cierta veneración de los musulmanes hacia la figura de María, pero por otro lado está también claramente diciendo que es hijo de mujer, que no es hijo de Dios, porque su concepción es milagrosa. María es receptora de un milagro, pero como hubiera podido ser otra mujer, porque Dios lo quiere. Jesús nace sin concurso de varón, para emplear la terminología cristiana, pero no tiene un significado cristológico, sino simplemente es un milagro divino. En la misma sura que se narra la concepción de Jesús por parte de María, luego más adelante se va a decir que Jesús es como Adán, que es creado y que es fruto de la Palabra de Dios, porque Dios dijo que fuera y fue.
Cristianos y musulmanes tendríamos puntos comunes en cuestiones de piedad y de ética, sobre todo de la dignidad de la persona humana como criatura de Dios, no como Hijo de Dios, pero sí como criatura de Dios. Pero luego, ya en lo que es todas las cuestiones más de tipo teológico dogmático, pues ahí hay que precisar mucho.
–¿Y las mayores diferencias?
–En lo que sería la dogmática, por ejemplo, la cuestión de la Trinidad. El que Jesús sea hijo de Dios también implica que él no existe o no admitiría el Corán, la Trinidad. Es verdad que el Corán, en varios pasajes dice a la gente de la Escritura, entre los que están incluidos los cristianos, que tienen una Escritura revelada: «No digáis tres, no digáis que son tres dioses. Dios no puede tener un hijo. Dios no puede engendrar ni ser engendrado». Esos tres dioses se entenderían no exactamente como la trinidad cristiana, sino más como una triada de dioses, y en ella estaría incluida María como Dios. Esto no coincide con la Trinidad cristiana, pero esto sí que ha llevado a los exegetas y los comentaristas posteriores del Corán a entender que no se puede, que en Dios no puede haber tres personas, que en Dios no puede haber una multiplicidad relacional o una multiplicidad de personas.
Otra diferencia que también me parece muy importante es sobre todo la antropología que deriva de las dos religiones. En el cristianismo, el hombre es imagen de Dios y es hijo de Dios a través de la persona de Jesús. Y eso para el musulmán no es posible. El hombre es un siervo de Dios, una criatura de Dios, creado por Dios, pero no llega a ser ni su imagen, ni tampoco su Hijo. En cuanto a esa relación del hombre con Dios, pues sí que serían puntos comunes el creer en un solo Dios que es Creador, que va a haber un juicio final, por ejemplo.