Cuál es la fe de Trump y qué tipo de creyentes le votan
«Me gustaría pensar que Dios me salvó con un propósito, que es hacer que nuestro país sea más grande que nunca», dijo el presidente en un mitin en Carolina del Norte
13 de julio de 2024, Pensilvania. Sobre un escenario, el entonces candidato a la presidencia de los Estados Unidos da un discurso en un recinto ferial. Una persona con un fusil semiautomático disparó contra él. El atacante falló y fue abatido por el servicio secreto. Donald Trump fue herido en la parte superior de la oreja derecha. La imagen del recién elegido presidente con el puño en alto dio la vuelta al mundo y se convirtió en un símbolo de los últimos meses de la campaña.
El líder republicano vio este momento como una revelación. Con estas palabras lo describió en un mitin en Carolina del Norte: «Mi fe adquirió un nuevo significado el 13 de julio en Butler, donde me tiraron al suelo, básicamente por lo que parecía una mano sobrenatural». Ese día le regalaron una cruz de madera como símbolo de agradecimiento y protección de los residentes locales, ante quienes confesó: «Me gustaría pensar que Dios me salvó con un propósito, que es hacer que nuestro país sea más grande que nunca».
A Donald Trump no se le ha visto ir a misa o al servicio dominical con frecuencia, aunque él mismo ha afirmado que es religioso. Por ejemplo, en 2011, en una entrevista en el programa 700Club dijo: «Soy protestante, soy presbiteriano. He tenido una buena relación con la Iglesia cristiana. Creo que la mía es una religión maravillosa». Dentro de su familia, por otro lado, no todos se definen como él. Melania es católica y su hija Ivanka se convirtió al judaísmo para casarse en 2009 con Jared Kushner.
Desde 2020, mientras todavía ocupaba el despacho oval –la primera vez– se describió a sí mismo como cristiano no denominacional. Aunque antes era presbiteriano, ahora no se vincula con ninguna confesión concreta. El empresario es buen conocedor de sus votantes, muchos de ellos hispanos católicos que siempre le han mostrado más apoyo a su oponente demócrata.
Buena parte de ellos vive en los estados bautizados como el cinturón bíblico, al sureste del país. En las dos Carolinas, Alabama, Georgia, Misisipi, Tennessee, Kentucky y Arkansas, el cristianismo evangélico está muy arraigado en la sociedad y la fe cuenta también con un papel muy destacado en la política. Muchos de los locales de este Bible Belt, consideran a Trump como el «enviado de Dios».
Creer o no creer quizá no sea la cuestión para el presidente Trump. Las confesiones cristianas le han considerado el candidato elegido para ser presidente por la «gracia del Señor»; pastores evangélicos por todo el país le han impuesto las manos y bendecido y se le han regalado cruces, escapularios y biblias durante toda la campaña.
Por la parte que le toca, Trump ha estado alineado siempre con los valores sociales más conservadores, con la causa provida, la libertad de los padres en la educación de sus hijos y en contra de la cultura de la cancelación y de la ideología LGTBI.