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Algunos de los mártires asesinados en Turón

Fueron asesinados en la Revolución de Asturias de 1934

Se cumplen 25 años de la canonización de los primeros mártires de la persecución religiosa en España

Murieron perdonando a sus verdugos sin guardarles el más mínimo rencor

La iglesia católica no tuvo una prisa incontrolable por canonizar a los cerca de 7.000 sacerdotes y religiosos que fueron asesinados in odium fidei durante la cruenta persecución religiosa de los años 30 en España. De hecho, Pablo VI mandó que no se introdujese ninguna causa de canonización en el Vaticano durante 50 años, para evitar la tentación de que los mártires pudiesen ser identificados con una opción política. Fue Juan Pablo II, a finales de los años 90, quien autorizó de nuevo la puesta en marcha de los procesos de canonización de los asesinados por la fe en nuestro país.

Poco después, en noviembre de 1999, eran canonizados en Roma los primeros mártires de la persecución religiosa de los años 30 en España: los santos mártires de Turón (Asturias). Ahora, la Iglesia en Asturias honra su memoria, y durante toda la pasada semana se han sucedido diversos eventos en la parroquia de San Martín de Turón, que han culminado con una eucaristía celebrada el pasado sábado por el arzobispo de Oviedo, monseñor Jesús Sanz Montes.

Los mártires de Turón no eran asturianos. Se encontraban, no obstante, trabajando en el colegio de Nuestra Señora de Covadonga de la localidad asturiana –en el caso de los ocho hermanos de La Salle– y ejerciendo su ministerio sacerdotal en Mieres, en el caso del padre Inocencio de la Inmaculada. Son, por tanto, nueve mártires los que fueron asesinados por odio a la fe en la revolución de octubre de 1934.

«Los hermanos de La Salle no eran sacerdotes –explica José Javier Alumbreros, párroco de Turón–. Por tanto, tenían que llamar a un sacerdote para celebrar la eucaristía y, en ese primer viernes de mes, invitaron al padre pasionista Inocencio de la Inmaculada, que vino desde Mieres. Estando allí, llegaron los revolucionarios y, después de llevarlos a la Casa de Pueblo, convertida en prisión en aquellos momentos, en la madrugada del 9 de octubre fueron fusilados en el cementerio de Turón», según recoge el arzobispado de Oviedo.

Los nueve mártires de Turón fueron los siguientes:

  • San Cirilo Beltrán (46 años): Nacido en Lerma (Burgos), en 1888, de familia de trabajadores humildes. A los 17 años ingresó en la casa de estudios de los Hermanos de La Salle, en Bujedo. En el año 1909 recibió la orden de comenzar a dar clase y fue destinado a Deusto. Tuvo distintos destinos hasta que, en 1933 fue destinado a Turón como Director del Colegio de Nuestra Señora de Covadonga. Llevaba un año de director cuando estalló la revolución.
  • San Marciano José (33 años): Nacido en El Pedregal (Molina de Aragón, Guadalajara) en 1900. Sus padres eran labradores. Conoció a los Hermanos de La Salle por su tío, el Hno. Gumersindo, enfermero en Bujedo y se animó a ir con él. A pesar de que era brillante en los estudios, una infección de oídos le dejó casi sin poder oír, por lo que tuvo que regresar a su hogar. Regresó a Bujedo pero, al no poder dedicarse a la docencia, pasó su vida en trabajos de ayuda a todos los hermanos con los que vivió. Fue trasladado a Turón en 1934 para sustituir a un hermano que decía tener miedo del lugar. No llegó a cumplir seis meses en su nuevo destino.
  • San Julián Alfredo (31 años): Nacido en Cifuentes de Rueda (León), de familia humilde, su tío sacerdote le orientó hacia los frailes capuchinos de León. Sin embargo, por problemas de salud tuvo que regresar a su hogar y a los 22 años decidió volver a intentar la vida religiosa e ingresó en el Noviciado de los Hermanos de La Salle, en Bujedo, con 22 años. Hizo sus votos perpetuos en 1932 y en 1933 fue destinado a Turón.
  • San Victoriano Pío (29 años): Nacido en San Millán de Lara (Burgos) en 1905, de familia de labradores. Llegó al noviciado de Bujedo con tan solo 13 años. Pasó la mayor parte de su labor como Hermano de La Salle en el Colegio La Salle de Palencia. Comenzado el curso de 1934 recibió la orden de trasladarse a Turón, porque había que atender a la clase de los mayores, que se habían quedado sin profesor.
  • San Benjamín Julián (25 años): Nacido en Jaramillo de la Fuente (Burgos) en 1908, tenía tan solo 11 años cuando se quedó prendado de los proyectos de vida que les propuso en el pueblo un Hermano de las Escuelas Cristianas que pasó por su escuela, invitando a los alumnos a ser educadores cristianos. No se admitían en Bujedo niños tan pequeños, pero con él hicieron una excepción. Hizo sus estudios para ser profesor y comenzó dando clase en Santiago de Compostela. En el verano de 1933 fue destinado a Turón.
  • San Augusto Andrés (24 años): Nacido en Santander, en 1910, desde muy pequeño frecuentó la Escuela de San José, llamada del Círculo Católico, que los Hermanos de La Salle llevaban en esa ciudad. Con 12 años fue a Bujedo y terminó su formación en el verano de 1929. Fue destinado al Colegio Nuestra Señora de Lourdes, en Valladolid, pasó también por Palencia, donde cumplió con el Servicio Militar, y en el año 1933 fue destinado a Turón.
  • San Benito de Jesús (24 años): Nacido en Argentina, de padres burgaleses. Regresaron pronto de Argentina pues la vida no resultó tan halagüeña como esperaban y regresaron a Briviesca. Ingresó en Bujedo con 12 años. Los estudios le fueron bien y cuando pidieron voluntarios para ir a la casa de Bélgica, se ofreció. Regresó en 1935 para ingresar en el noviciado. Estudió Magisterio y fue destinado al colegio de Astorga. Fue enviado a Turón en el verano de 1933.
  • San Aniceto Adolfo (22 años): El más joven de los Santos Mártires de Turón. Tenía 21 años cuando llegó a la escuela del valle minero y cumplió 22 el mismo día en que estallaba la revolución. Nació en Celada Marlantes, en la frontera entre Cantabria y Castilla. De su casa, fueron al noviciado de los Hermanos de La Salle él y dos hermanos más. Entró en el noviciado en 1928. Al terminar sus estudios fue primero destinado al colegio de Nuestra Señora de Lourdes, en Valladolid. Allí pasó un año y posteriormente fue destinado a Turón, en 1933.
  • San Inocencio de la Inmaculada (47 años): Nacido en Santa Cecilia y San Acisclo (Lugo). Con 15 años decidió comenzar su formación religiosa con los padres Pasionistas y realizó su formación religiosa en Peñafiel (Valladolid) y después en Deusto (Vizcaya). Fue ordenado sacerdote en 1913 y se dedicó a la docencia. Cuando llegó a Mieres, había allí una comunidad de 29 religiosos. Recibió el encargo de atender clases de Filosofía y diversas tareas pastorales en la región. por eso se había ofrecido a ir a Turón, aunque voces amigas le habían recomendado no moverse de casa esos días.