Fundado en 1910

John Smith es el fundador y director ejecutivo de Autistic CatholicsAC

Nace el primer grupo para católicos autistas: «Amamos a la Iglesia, pero nos sentimos solos por ser distintos»

El verano de 2023, John Smith recibió el diagnóstico de autismo y comenzó a buscar algún grupo de católicos con este trastorno, pero no lo encontró en la zona rural de Colorado en la que vivía

Cuando John Smith tenía 25 años tropezó con Jesús. Había pasado su juventud deparado de la religión. Nunca había tenido muchos amigos; el autismo había marcado su infancia y desde pronto se esforzó por ocultar todo lo que pensaba que le hacía diferente. El penúltimo año de instituto encontró un grupo de «bichos raros», como él mismo los describe, que le ayudaron a aceptarse a si mismo, pero acompañado de drogas y alcohol.

Tras 25 años, el joven volvió a la Iglesia episcopal en la que se había criado, pero no le pareció suficiente. En un grupo cristiano no confesional le mandaron leer el Catecismo y entonces supo que era católico. «La coherencia resonó profundamente», confiesa sobre el texto que aglutina los contenidos fundamentales de la doctrina.

El verano de 2023, John Smith recibió el diagnóstico de autismo y comenzó a buscar algún grupo de católicos con este trastorno, pero no lo encontró en la zona rural de Colorado en la que vivía. Supo entonces que tendría que aplicar sus conocimientos en gestión de organizaciones sin ánimo de lucro para fundar una comunidad para que personas con un diagnóstico como el suyo puedan compartir sus vidas.

Fruto de la soledad

«El ímpetu para fundar Autistic Catholics viene de no tener gente con la que pueda ser plenamente mi yo autista y hablar de lo que más me gusta, que es nuestra fe católica», asegura en una entrevista con la edición norteamericana de Aleteia. En la organización acogen a personas autistas tanto en discernimiento, identificadas o diagnosticadas.

El aislamiento fue lo que le llevó a formar esta comunidad, a la que en sus primeros meses se han unido más de un centenar de personas. «Somos muchos los que amamos a la Iglesia, pero hemos experimentado la soledad a causa de nuestras diferencias y esperamos encontrar un lugar para nosotros a pesar de nuestras diferencias», cuenta el fundador y director ejecutivo de Autistic Catholics.

Así, han dejado a un lado el diagnóstico médico de discapacidad para poner el foco en un modelo más social que no busca una cura sino el acompañamiento. «Vemos nuestro autismo como un don, un aspecto único de toda nuestra persona y, en lugar de enmascarar, u ocultar, nuestro verdadero yo, esperamos, sobre todo, compartir nuestro yo autista, toda nuestra persona, como más naturalmente se exprese según la personalidad que Dios nos dio», explica la organización en su declaración de principios.