'Canta, ríe, bebe…', un villancico tan controvertido como popular
Sobre la letra de este villancico sobrevino en su momento una censura, ya oficial (política, eclesiástica...) ya oficiosa (de los propios intérpretes que intentaban rebajar la agresividad de una letra que en algunos momentos podía resultar ofensiva)
Este villancico es original de Ricardo Boronat Gerardo (1879- 1946) y de su hijo Ricardo Boronat Terol. Transcribimos la letra tal y como figura interpretada por los Coros Infantiles de las Escuelas Municipales de Madrid (Compañía de Gramófono Odeón, 1940). Dicha interpretación puede escucharse en la Biblioteca Digital Hispánica, de la Biblioteca Nacional de España.
El villancico no pasa de ser un divertimento lúdico que pretende trasladar una incitación al regocijo que acompaña a las fiestas navideñas, con una melodía muy pegadiza y una letra un tanto disparatada con la que tal vez sus autores no buscaban más que efectuar una cómica parodia de este tipo de canciones. Porque vaya por delante que de Ricardo Boronat —a veces en colaboración con su hijo— es autor de celebrados villancicos de tono absolutamente respetuoso con las más clásicas tradiciones navideñas; por ejemplo, el villancico militar Arre borriquita, el villancico cordobés Pastores chiquitos, etc.).
Lo cierto es que sobre la letra de este villancico sobrevino en su momento una censura, ya oficial (política, eclesiástica...) ya oficiosa (de los propios intérpretes que intentaban rebajar la agresividad de una letra que en algunos momentos podía resultar ofensiva), y hoy se canta en muy distintas versiones —que circulan por internet con intérpretes y coros infantiles de variados estilos— en las que se han cambiado algunos de los versos de contenido inapropiado, pese a su carácter irónico: «y dale a tu suegra / en ‘mitá’ la nuez»; o incluso suprimido: «y dale al tendero / un tiro en la sien»…). Sea como fuere, el villancico goza de una gran popularidad y aunque no haya en él referencias directas ni a la Virgen, ni a San José, ni al Niño recién nacido en Belén, ni a pastores, ni a los Reyes Magos…, sí traslada otros componentes consustanciales a la alegría que despiertan las festividades navideñas, porque en «Nochebuena / no hay que tener pena».
De manera que en el villancico suenan «la zambomba», «el pandero», «el tambor», «el almirez» y cualquier cacharro que haga ruido para sugerir bullicio; se pide el aguinaldo; no puede faltar el turrón como dulce típico…; y es preciso cantar, bailar, reír y beber —hasta los guardias se emborrachan— para celebrar con toda intensidad la Nochebuena. Obviamente, la causa de tan «folclóricas» manifestaciones no es otra que congratularse por la llegada de la noche de la vigilia de Navidad.
Dejemos, por tanto, la letra y centrémonos en la estructura de la composición original, integrada por seis estrofas de cuatro versos octosílabos y un estribillo de ocho versos hexasílabos, que se repite cada conjunto de dos estrofas. El estribillo tiene dos partes bien diferenciadas: los cuatro primeros versos que se mantienen idénticos en cada repetición, y que llevan el mensaje principal: «Canta, ríe y bebe / que hoy es Nochebuena, / que en estos momentos / no hay que tener pena»; en estos versos riman en asonante los pares en asonante /é-a/ («Nochebuéna/péna»), y los impares quedan libres; y los cuatro siguientes en los que se producen cambios:
- [a] versos 13-16: «Dale a la zambomba, / dale al almirez / y dale a tu suegra / en «mitá» la nuez». Los impares quedan libres y los pares riman en consonante /-éz/ («almiréz/nuéz»).
- [b] versos 29-32: «Dale a la zambomba, / dale al violín, / dale a la cabeza / y canta feliz». Se repite el verso 13, pero los versos 30-32 cambian el contenido. Los pares siguen rimando, ahora en consonante /-íz/ («violín/felíz») y los impares carecen de rima.
- [c] versos 45-48: «Dale a la zambomba /dale a la sartén, / y dale al tendero / un tiro en la sien». Son idénticos los versos 13, 29 y 45, pero el contenido de los versos 46, 47 y 48 vuelve a ser diferente; de nuevo se repite la rima consonante en los versos pares, esta vez en /-én/ («sartén/sién») y quedan libres los impares.
En esta segunda parte del estribillo, las rimas de los versos pares (14-16, 30-32 y 46-48) son todas agudas (/-éz/, /-ín/, /-én/, respectivamente), lo que aporta una mayor sonoridad al conjunto, puesto que la primera parte mantiene asonancia llana /é-a/; y, por otra parte, el cambio de octosílabos a hexasílabos imprime un mayor dinamismo. El resultado final es un ritmo vibrante que hace más sugestivo el contenido, aunque este entre por momentos en el terreno del despropósito.
En cuanto a las seis estrofas, todas tienen versos octosílabos y rimas cruzadas los pares de cada una de ellas, mientras que los impares quedan libres:
- [1] rima asonante aguda / -ór/ («tambór/fogón»);
- [2] rima asonante aguda /-í/ («dormír/aquí»);
- [3] rima llana /-éra/ («borrachéra/deténga»);
- [4] rima consonante aguda /-ár/ («acostár/cantár»);
- [5] rima asonante llana /-ílla/ («esquína/camílla»):
- [6] rima consonante aguda /-ón/ (“atención/turrón).
Sin duda, este «juegos» de rimas está en concordancia con la parte propiamente musical del texto, y coadyuva a que esta sea más «ruidosa». Además, los dos primeros versos de cada estrofa, en muchas interpretaciones, repiten total o parcialmente la última palabra, que la orquestación con o sin voz, prolonga de manera estruendosa; por ejemplo: «Me he comprado una zambomba [bómba] / un pandero y un tambor [ór]; // Esta noche hasta los guardias [guárdias] / pescan una borrachera, [éra]», etc.