«Vuestra atención–dijo san Juan Pablo II a los responsables– se dirige, oportunamente a la valoración pastoral de esos insignes monumentos de la antigüedad cristiana. Con esa finalidad, se está preparando de manera adecuada a los guías de los peregrinos. En efecto, las visitas, ilustradas con apropiadas explicaciones, exactas y actualizadas en el aspecto didáctico, científico y espiritual, se convierten también en un eficacísimo momento de catequesis, capaz de suscitar una profunda reflexión sobre el mensaje evangélico. Este regreso a los orígenes, a través de los más antiguos cementerios ideados por los primeros cristianos, se enmarca perfectamente en el proyecto de la Nueva Evangelización», en el que está comprometida toda la Iglesia».