Iglesia por el mundo
Júlio Lancellotti, el cura al que el Papa llama «el mensajero de Dios» entre los sintecho de Brasil
Tras 35 años al frente de su parroquia, este religioso de 73 años se ha convertido en símbolo de la lucha por los derechos de los más necesitados, a los que quiere como un padre
Después de 35 años al frente de la modesta parroquia de san Miguel Arcanjo, en el barrio de Mooca de Sao Paulo, Júlio Lancellotti, un sacerdote de 73 años, se ha convertido en un símbolo de la lucha por los derechos de las personas más vulnerables en la ciudad brasileña. Él es quien se asegura de que nadie que acuda al templo que dirige en busca de alimentos, ropa o palabras reconfortantes salga de allí con el estómago, las manos o el corazón vacíos.
Lancellotti ha sido elogiado por el Papa Francisco como el «mensajero de Dios» entre los sintecho de una ciudad que el propio sacerdote describe como «llena de apartheids». El propio religioso cuenta a AFP que la situación empeoró con el aumento de la pobreza y la miseria debido a la pandemia. «Hay más familias, más mujeres con niños en la calle», afirma el padre de sandalias marrones, gafas de ver y escasos cabellos blancos.
Un padre de verdad
Cada día, a las siete de la mañana, el párroco celebra Misa, para después cambiar su sotana por un delantal y empujar un carro de supermercado con alimentos que compra o que le donan los vecinos hasta un centro comunitario, el Sao Martinho de Lima.
En Sao Paulo hay cerca de 40.000 personas sin hogar. Una de ellas es Caua Victor, un joven de 20 años con quien el padre Júlio pasa sus días. «Es como un padre de verdad: da consejos y tirones de orejas», cuenta.
Entre las frases más sonadas de este anciano religioso están: «uno solo defiende a quien conoce» o «solo se ama conviviendo». Y es que en más de una ocasión se ha interpuesto entre las fuerzas del orden y sus protegidos en desalojos u operativos policiales, como en Cracolandia, una zona de la ciudad dominada por el narcotráfico. En su lucha contra la aporofobia, también se le ha visto quitar a martillazos las piedras colocadas bajo un puente por el gobierno para evitar que se instalasen allí personas sin hogar.
Dios entre nosotros
La resistencia y la perseverancia son sus pilares frente a los ataques y críticas que recibe, como la del magnate brasileño Luciano Hang, quien le tachó recientemente de «bandido». «Quien está del lado de los oprimidos recibe el mismo trato», asegura, en cambio, el sacerdote católico.
Lancellotti no esconde su afinidad con el expresidente Luiz Inácio Lula da Silva, a la vez que refuta el lema del presidente Jair Bolsonaro, «Dios está encima de todos». «Está entre nosotros», sostiene él.
Su espíritu luchador y rebelde le viene de tiempo atrás. Ya con 19 años fue expulsado del seminario al que había entrado siguiendo su vocación religiosa, según cuenta una allegada a Lancelloti, «por expresar siempre su pensamiento crítico». Decidió después de esto estudiar pedagogía y fue profesor hasta los 36 años, cuando finalmente se ordenó sacerdote.
A inicios de los años 1990, fundó el centro Casa Vida, que acoge actualmente a decenas de niños con VIH, huérfanos o abandonados por sus padres. «Durante un tiempo, la palabra lucha me incomodaba mucho, ahora ya no, porque vivíamos en un pacifismo falso (...) ¡La vida es lucha!», escribió Lancellotti sobre sus comienzos en un libro publicado en 2021.