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La Policía sandinista detiene al obispo Álvarez, hasta ahora en arresto domiciliario

Rolando Álvarez llevaba quince días sitiado en el palacio apostólico de Matagalpa junto a otra decena de personas

Rolando Álvarez, obispo de Matagalpa y uno de los más queridos de Nicaragua, se encontraba en arresto domiciliario junto a una decena de personas que lo acompañaban. El sitiado policial se ha disuelto hoy, aunque no para darles libertad, sino para entrar en el palacio apostólico y detener al obispo y otros dos sacerdotes que se encontraban allí con él.

Álvarez y los arrestados con él se suman a la lista de los otros tres religiosos en detenidos este año en Nicaragua, aunque se restan de los ahora seis sacerdotes en custodia policial. A través de su cuenta de Facebook, la diócesis de la que Álvarez es obispo ha comunicado, bajo los hashtags #SOS y #Urgente, que la Policía sandinista había ingresado en la curia.

El allanamiento se produjo entre las 2 y las 3 de la madrugada de este viernes. Según informa la prensa local nicaragüense, algunos ciudadanos han reportado que vieron salir de Matagalpa un convoy policial de al menos ocho patrullas donde iba el obispo Álvarez y ocho acompañantes. De manera contraria, otras fuentes indican que el prelado continúa en el interior de la curia y que solo han hecho salir a quienes con él estaban retenidos.

No obstante, Vilma Núñez, presidenta del Centro Nicaragüense de Derechos Humanos ha informado de que «lo sacaron con violencia y no se sabe a dónde se lo llevaron».

En la noche de este jueves estaban ya quedándose sin comida, pero no cesaban de celebrar misa, rezar el Rosario y de retransmitir las homilías de Álvarez al mundo a través de las redes sociales. «Nuestras vidas están en manos de Dios», se le pudo escuchar decir durante la Eucaristía del pasado domingo.

La persecución contra los cristianos en Nicaragua se ha recrudecido en los últimos meses. Desde hace 43 años, la Iglesia y el Estado mantienen una complicada relación y ahora la balanza se ha roto. A finales del mes de junio, las Hermanas de la Caridad fueron expulsadas del país. Las autoridades no han parado de cerrar medios de comunicación católicos y oenegés. Ahora, la Policía sandinista arresta y retiene bajo custodia policial a sacerdotes y religiosos de manera arbitraria, prohíbe procesiones y el culto en las parroquias, lo que ha llevado a los cristianos nicaragüenses a celebrar Misa en la calle.