«Alguien me dice que no sabe cómo hacer con los demás: trata de ser servicial, de llamar a los enfermos, sostener a los deprimidos, estar disponible. Pero, se pregunta, ¿hasta dónde llegar para guardar también un tiempo para él?, ¿dónde poner el límite?, ¿en qué momento podrá estimar que ya hizo lo suficiente por los otros y que puede, con absoluta tranquilidad de conciencia, ocuparse de sí mismo? (…) ¿No quería acaso lo que queremos todos, que alguien sepa que existimos con un saber práctico que rompa la soledad?»