Más de 60 religiosos han huido de Nicaragua o han sido detenidos por Daniel Ortega
La Iglesia Católica nicaragüense ha sufrido detenciones de religiosos y atentados contra sus templos desde la revuelta de abril de 2018
Nicaragua atraviesa una inestabilidad política desde 2018 y, por ello, al menos 60 religiosos de la Iglesia católica –monjas y sacerdotes– han abandonado o han sido expulsados del país, según ha confirmado el Colectivo de Derechos Humanos Nicaragua Nunca Más.
«Han sido desplazados, despojados de su pasaporte, nacionalidad, residencia, negada la entrada a Nicaragua, o que han decidido salir al exilio», ha afirmado Yader Valdivia, abogado del Colectivo, a la agencia EFE.
El informe emitido por el Colectivo de Derechos Humanos Nicaragua Nunca Más ha dado a conocer sobre la situación de los presos políticos, la ilegalización de ONG y «la violencia y brutal persecución del Estado contra la Iglesia católica» que en lo que va de año «ha provocado el exilio de al menos 55 sacerdotes, el destierro de dos y múltiples procesos judiciales».
Valdivia ha explicado que los religiosos han sufrido desplazamientos forzados desde el estallido de la revuelta popular que tuvo lugar en abril de 2018 por las reformas de la seguridad social, que luego se convirtieron en una exigencia de renuncia del presidente Daniel Ortega, ya que respondió con la fuerza.
Entre los religiosos que han dejado Nicaragua se encuentra el exnuncio apostólico Waldemar Stanislaw Sommertag, a quien el Gobierno expulsó; el obispo auxiliar de la Arquidiócesis de Managua, Silvio Báez; el sacerdote sobrino del héroe nacional Augusto C. Sandino, Edwing Román; y 18 monjas de la orden Misioneras de la Caridad, fundada por la Madre Teresa de Calcuta. Al menos 30 religiosos decidieron huir del país para proteger su vida.
Persecución contra los católicos
«Hemos recibido denuncias de sacerdotes que están en Italia, Costa Rica, El Salvador, México, en el mismo Vaticano, y en el caso de Estados Unidos, han alojado a monseñor Báez y al padre Román», ha señalado Yader Valdivia. Según los registros del Colectivo, «en cada departamento –provincia– de Nicaragua hay al menos un religioso que ha sido desplazado».
«Es una de las etapas del régimen para querer callar a las últimas voces organizadas legítimas que existen en Nicaragua, como es la Iglesia católica. El régimen se ha ido contra los medios de comunicación, contra las organizaciones de derechos humanos, contra los activistas, la Iglesia, los artistas», ha observado el abogado.
Vulneración de la libertad religiosa
Valdivia ha comentado que en los últimos cuatro años «no solamente se ha violentado la libertad de religión en Nicaragua contra la Iglesia católica, sino que se han cometido graves violaciones a los derechos humanos y crímenes de lesa humanidad».
Entre los delitos contra la Iglesia católica que se atribuyen al Gobierno de Nicaragua están las detenciones del obispo de la diócesis de Matagalpa y administrador apostólico de la diócesis de Estelí, ambas en el norte, Rolando Álvarez, y del sacerdote Óscar Benavidez.
«Se encuentran en estado de desaparición forzada, porque si un familiar o la comunidad no conoce su situación, de detenciones arbitrarias, tratos crueles, inhumanos y degradantes, son crímenes de lesa humanidad y graves violaciones a los derechos humanos», ha explicado.
La Iglesia Católica nicaragüense también ha denunciado atentados contra sus templos y cierres de una decena de medios de comunicación. De hecho, la semana pasada, Ortega arremetió contra la Iglesia católica que dirige el papa Francisco, tachándola de «tiranía perfecta». El presidente de Nicaragua calificó a los jerarcas católicos de «golpistas» y «terroristas».