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¿Cree el Cardenal Robert Sarah que van a desaparecer los sacerdotes?

«El pueblo de Dios mira con suspicacia a sus sacerdotes. Los no creyentes los desprecian y desconfían de ellos», declara Robert Sarah en su libro Para la eternidad, de la editorial Palabra

Ricardo Franco
Ricardo Franco

Madrid Actualizada 04:00

El cardenal guineano Robert Sarah

«Me acerco humildemente a cada uno de vosotros como hermano, como amigo, como padre y condiscípulo de Jesucristo. Acudo a vuestro lado para reflexionar juntos acerca de ese don maravilloso que hemos recibido: el sacerdocio...»

Aun así, en nuestros días se cierne una sombra sobre la vida de los sacerodtes. No hay semana en que no salga a la luz algún caso de abusos sexuales o de corrupción. Hemos de mirar cra a cara la realidad: el sacerdocio parece tamblearse. Algunos sacerdotes son como marineros de una nave violentamente sacudida

«...en nuestros días se cierne una sombra sobre la vida de los sacerdotes. No hay semana en que no salga a la luz algún caso de abusos sexuales o de corrupción. Hemos de mirar cara a cara la realidad: el sacerdocio parece tambalearse. Algunos sacerdotes son como marineros de una nave violentamente sacudida. Algunos se preguntan si lo que está en tela de juicio no es el propio sacerdocio...»

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«El pueblo de Dios mira con suspicacia a sus sacerdotes. Los no creyentes los desprecian y desconfían de ellos. Por desgracia, hay quienes se han servido de su sacerdocio para satisfacer su deseo de pecado. En el corazón de sacerdotes, obispos y cardenales se ha filtrado la búsqueda de un gloria mundana...»

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«¿Por qué tanta corrupción, tanto extravío, tanta perversión? Han pervertido incluso el sentido de las palabras. Cuando se dice que el sacerdote se identifica con Cristo hasta el punto de convertirse en 'otro Cristo', en ningún caso se atribuye a esa afirmación un significado psicológico. El sacerdote no es en absoluto todopoderoso. Ser otro Cristo obliga, por el contrario, a hacerse el más pequeño de los servidores...»

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«...ser otro Cristo obliga a un pudoroso e infinito respeto hacia todos; ser otro Cristo me obliga a subir a la Cruz. No permitamos que unos cuantos depravados nos hurten esas palabras de la tradición cristiana, tan hermosas, tan exigentes...»

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«La identificación mística y espiritual del sacerdote con Cristo no conduce a ningún abuso si se vive en la verdad. No temamos devolver a esas palabras tan exigentes su sentido más profundo...»

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«...la sociedad occidental ha matado a Dios; por eso, pese a las apariencias de prosperidad material, se halla en decadencia y se somete a una lenta eutanasia. Se ha creído que con la muerte de Dios, se alcanzaría la autonomía y la absoluta libertad del hombre. En realidad, la muerte de Dios ha conducido a la muerte de la libertad y el oscurecimiento de una justa idea del hombre».

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«Este libro quiere conduciros a una honda conversión, a llevar como él en vuestro cuerpo cuerpo los estigmas de Cristo y a hacer vuestras sus palabras. Es una invitación a sentarnos a los pies de Jesús, para dejarnos renovar en nuestro sacerdocio. A sus pies, tras sus huellas, aprendemos a ser sacerdotes, a dejarnos moldear a su imagen y semejanza, y a penetrar plenamente los misterios cristianos que celebramos con fe».