La capilla de las Reliquias de la catedral, que se encuentra nada más pasar el Pórtico de la Gloria a la derecha, fue mandada construir por Juan de Álava, cuando el obispo de la diócesis era Alonso de Fonseca III. No obstante, la obra hubo de terminar siendo ya la cabeza de la sede episcopal Juan Tavera, porque los blasones de ambos se encuentran en la decoración de la capilla. El retablo, elaborado por Bernardo Cabrera y Gregorio Salvador, fue terminado en 1633 para albergar las reliquias de la catedral. Entre las más destacadas, cuenta la tradición, están una espina de la corona de Cristo, un fragmento de Lignum Crucis, la leche de los pechos de María, algunos restos de su cabellera y la cabeza de Santiago el Menor traída desde Jerusalén.