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El misionero Matteo Ricci es, junto a Marco Polo, el único extranjero reconocido en la historia de China

Matteo Ricci, el misionero de la amistad y la concordia con China, ya es 'venerable'

El misionero Matteo Ricci es el único extranjero al que el emperador concedió el privilegio de ser enterrado en el cementerio imperial. Actualmente, se incluye su figura en los libros de texto de China

el Papa Francisco ha declarado 'venerable' al misionero Matteo Ricci, con lo que la Iglesia reconoce sus «virtudes heroicas», como paso fundamental para su futura beatificación.

La causa de Matteo Ricci (Macerata 1552 - Beijing 1610) ha tenido un itinerario más que accidentado. Durante varios siglos, el jesuita fue indebidamente relacionado con la controversia de los Ritos Chinos de veneración a los antepasados, que perjudicó su figura gravemente y que fueron condenados por las autoridades vaticanas en 1742, para ser admitidos posteriormente en 1939.

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Sin embargo, a partir de Juan XXIII los papas han valorado públicamente la relevancia pastoral y cultural del misionero jesuita.

Matteo Ricci murió en Beijing el 11 de mayo de 1610, a la edad de 57 años y allí descansa, en el cementerio jesuita que ahora está incluido en el gran jardín de la escuela del Partido Comunista (Beijing Administrative College). No obstante, debido a la particular situación que atraviesan las relaciones de la Iglesia con el Gobierno chino, la causa de beatificación de Ricci se asignó a su diócesis de origen, Macerata.

Causa inconclusa

El proceso de beatificación se abrió por primera vez en 1982. Sin embargo, esa fase nunca concluyó. En 2010, con ocasión del 400 aniversario de la muerte de Ricci, llegó el momento: el obispo Claudio Giuliodori reabrió la causa para mostrar no sólo las virtudes heroicas, sino la fama de santidad que rodeó al misionero a partir de su muerte. En 2013, la causa continuó en Roma hasta el día 17, en el que el Papa Francisco ha declarado venerable al sacerdote y científico jesuita.

Matteo Ricci llevó el Evangelio a China por el camino de la amistad, el diálogo cultural y científico, y la concordia. En 1595, tras una serie de fracasos que le sumieron en una profunda melancolía según sus propias palabras, Ricci escribió su primer libro en chino, con un revelador título: La Amistad, ya que esta, virtud confuciana, era también un valor evangélico y humanista.

En 1601, Ricci llegó a Beijing: fue acogido en la Ciudad Prohibida por su inmensa cultura. Y en Beijing fue enterrado suelo imperial; de hecho es el único extranjero al que el emperador concedió este privilegio. Hoy Ricci, incluido en los libros de texto chino, es recordado junto con Marco Polo, como el único extranjero importante en la historia del país. Aún así, el jesuita fue, sobre todo, misionero con esa conciencia de amistad y concordia con la que anunció el Evangelio en tierra china.